Objetivo: abatir a Feijóo

La hemeroteca no me dejará por mentiroso. Hace un año que desde este mismo Palo Alto se avanzaba que la fundamental estrategia de Ferraz-Moncloa pasaba por intentar poner fuera de combate al comandante en jefe del Partido Popular, que había llegado de Galicia para salvar del naufragio al paquebote fundado por don Manuel Fraga y ahora mismo atraviesa por descriptibles turbulencias.
No hace falta disponer de un detector de IA para poder concluir que, en ausencia de un proyecto serio para sacar España del averno, Sánchez y sus edecanes bien pagados no tienen otra alternativa que tratar de ahuecar a Feijóo de la planta séptima de Génova 13 e intentar que los antiguos demonios familiares de la derecha salgan de sus madrigueras. Claro, que a ello coadyuvan fehacientemente algunas dirigentes regionales que, en su ambición vacua y personalista, incapaces de sacudirse la presión de sus más próximos, quieren demostrar que son las que vuelan más alto.
No creo al metamorfeado Rufián cuando afirma que con este PP «Sánchez estará hasta el 2050», porque el mismo forma parte del núcleo duro y corrupto del sanchismo. Si Feijóo, independientemente de la opinión que cada uno pueda tener de él como dirigente, cayera en estos momentos aciagos, entonces sí que el leviatán monclovita, corrompido hasta los tuétanos, convocaría elecciones de forma inmediata.
El Partido Popular, que en sus años de vida ha pasado varias veces el Cabo de Hornos, cuenta entre sus filas con personas capaces de hacerse cargo de la cáscara de nuez que siempre es un partido en la oposición. Y no estoy pensando precisamente en la Puerta del Sol. Pero, incluso ellos mismos, no están dispuestos en modo alguno a participar en un baile donde Sánchez, Iván Redondo y la legión de asesores quieren hacer danzar al centro derecha en España.
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