No tienen para mascarillas pero tienen para mordazas

No tienen para mascarillas pero tienen para mordazas

Ejercer la libertad de expresión se está convirtiendo en una actividad incómoda para los españoles. Sin exagerar, porque tampoco es que te juegues la vida si la ejerces; vivimos en un país miembro de la UE, en una democracia plena y de calidad, y por muy incómodo que nos lo estén poniendo desde el Gobierno dirigido por la pareja tóxica Sánchez/Iglesias, no te van a meter en la cárcel por criticarles ni te van a cerrar el negocio por señalar las consecuencias que estamos pagando los españoles por lo que no hicieron y por lo que están haciendo…; bueno, puede que si tienes un negocio pequeño y eres conocido por no ser de la secta, por tener opinión y expresarla, haya gente que decida libremente dejar de comprar en él…; pero no te van a poner una pegatina de ningún color en la puerta… Vamos, no creo…, aunque si lo pienso, muchos pequeños comercios fueron señalados en el pasado en el País Vasco (aunque los que señalaban eran terroristas) y son señalados en el presente en Cataluña por los partidos que Gobiernan las instituciones autonómicas y locales…

Pero bueno, no especulemos sobre lo que puede ocurrir en el  futuro, vayamos a lo que ya está pasando.

Tras una intensa campaña del Gobierno de la pareja tóxica y de todas sus terminales mediáticas “alertando” sobre la existencia de “bulos” que “infectaban” las redes y que daban una información “peligrosa” sobre el coronavirus, Faceboock ha tomado la decisión de controlar la difusión de determinados mensajes de Whatsapp, de forma que cuando te llega un mensaje de los considerados  “peligrosos” a través de ese centro de mensajería te encuentras con que en una misma operación solo puedas enviarlo a uno de tus contactos, y no a cinco como con el resto de mensajes que recibas y como era hasta ahora para todos.

¿Qué mensajes son considerados “peligrosos”? ¿Los que tienen un contenido crítico con el Gobierno? ¿Los que proceden de un determinado número de teléfono o van dirigidos a determinados números? No; la aplicación (al menos eso me aseguran los expertos) no “lee” el contenido del mensaje antes de bloquear su difusión a cinco destinatarios; ni tampoco bloquea la difusión en función del el número de teléfono que recibe o envía. Lo que ha hecho la aplicación (lo que ha conseguido el Gobierno que hagan tras la campaña de “alertas”) es implantar unas limitaciones para compartir contenidos que de facto bloquea todos aquellos mensajes que están siendo muy enviados y se han convertido en populares (virales, le llaman…).

Da igual que sea un chiste sobre la pantera rosa (hoy me ha pasado a mí, que no he podido enviarlo) o un artículo de opinión publicado en el BOE del PSOE, El País: en cuanto despierta el interés de muchos usuarios y empieza a correr por WhatsApp, su difusión es cercenada.

Y me dirán, pero si no se sabe cual es el contenido ni se bloquea por origen o destino, ¿por qué lo llama usted “censura”? Pues es muy sencillo; primero, no lo olviden, WhatsApp  toma esta decisión tras la realización de una campaña gubernamental en la que se alertaba sobre el “peligro” de los bulos, como si fuera una cuestión de salud pública. Recuerden la comparecencia en sede parlamentaria del Presidente del Gobierno, que parecía más preocupado por el riesgo que correría la población en general si no se paralizaba lo que el llamaba “bulos”  que por el riesgo que corremos al no tener ni testo ni mascarillas.

Y como consecuencia de esa campaña puesta en marcha por los creadores de bulos que cuestan vidas (es como una gripe leve, no hacen falta mascarillas, apenas si habrá un infectado, puedes salir a la calle aunque vengas de un foco de contagio si no tienes síntomas, ya tenemos test, no tenemos aún test, los test homologados son muy importantes, nuestros test no lo están pero en seguida los tendremos, todos nuestros sanitarios tienen protección, todos nuestros policías tienen equipos de protección, apenas si habrá repercusiones económicas, no habrá que cerrar comercios ni colegios, mañana se cierra todo, no lo podíamos prever, fuimos los primeros en reaccionar…) Faceboock  (que tiene en España tres verificadores) reacciona e introduce el freno de difusión. ¿Cómo lo hace? Dificultando la difusión de aquellos mensajes que más interés despiertan en la población. Y, qué casualidad: en este momento los mensajes que más se difunden son aquellos que son críticos con la acción del Gobierno. Así, pervirtiendo la realidad (considerando bulo a todo lo que sea popular) ha llegado la censura a esta red social

Y así hemos llegado a esta situación en la que, como por arte de birlibirloque, las críticas al gobierno, incluso en formato chiste, se han convertido en peligrosos bulos que hay que quitar de la circulación. ¿Ustedes se imaginan qué hubiera pasado en España, que haría toda esa prensa “progre”, todos los prescriptores de opinión de la pareja tóxica, si una medida similar se hubiera implantado durante el tiempo en el que en España gobernaba el partido Popular? Piensen en lo peor… y seguro que se quedan por debajo de la realidad.

Lo que si les puedo asegurar es que yo hubiera hecho lo mismo que estoy haciendo en este momento: denunciar la censura y no someterme a ella. Ni siquiera les voy a decir a los del Gobierno que antes de hablar de bulos dejen de verterlos, que se apliquen el cuento. Ni siquiera me voy a parar a reseñar la “gloriosa” intervención de la portavoz del PSOE, soltando una mentira tras otra, trufadas de insultos e injurias desde la tribuna del Congreso de los Diputados… No; la mejor manera que conozco de defender la libertad es ejerciéndola. Así que animo a todos aquellos que quieran seguir viviendo en un país libre a que se comporten como ciudadanos, a opinar libremente, a actuar en defensa de los derechos de ciudadanía que ni este gobierno ni ningún otro nos pueden arrebatar.  Como señala la primera lección de un magnífico libro de Anthony Snyder, “Contra la tiranía”: No obedezcas por anticipado.  “Un ciudadano que se adapta de esta manera está enseñándole al poder lo que es capaz de hacer”.

Lo dicho: que no nos calle nadie. Defender la libertad siempre vale la pena.

Lo último en Opinión

Últimas noticias