No hay mayor honor para García-Castellón que ser plantado por un Gobierno de sectarios

No hay mayor honor para García Castellón que ser plantado por un Gobierno de sectarios

En una nueva exhibición de sectarismo -hay que reconocer que en las últimas semanas están que se salen-, el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, han dado muestras de su nulo talante democrático al negarse a asistir, al igual que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, a la celebración del 450 aniversario del Colegio de Procuradores de Madrid. Y todo porque durante el acto celebrado en el Teatro Real se hizo entrega de la distinción Balanza de Oro del ICPM al juez Manuel García Castellón «por su dilatada trayectoria profesional como magistrado en los distintos destinos que ha ocupado, así como por su contante contribución a la defensa del Estado de derecho y de la Constitución, como marco fundamental de los derechos y libertades de los ciudadanos».

Dos de los guardianes de este Gobierno que tanto hace por la convivencia han dado muestras de su pulcritud democrática y de su respeto por las instituciones al ausentarse de un acto por el mero hecho de que el juez García Castellón no es santo de su devoción. Más sectarismo, no cabe; mayor descortesía, tampoco.  Hace falta ser muy ruin y muy poco elegante para no asistir a un acto que este año tenía, además, un carácter especial -el 450 aniversario del Colegio de Procuradores de Madrid- porque no les guste uno de los galardonados.

No se puede llevar más lejos el sectarismo y su nulo respeto por el papel institucional que les corresponde en virtud de su cargo. Han quedado retratados -los dos- como lo que son: unos intolerantes y unos soberbios. Lo peor es que su inquina hacia el juez de la Audiencia Nacional es para este Gobierno extensiva a todos aquellos que, dentro del ámbito de la Justicia, no se pliegan a sus designios. García Castellón, como todos aquellos que hacen gala de una irreductible independencia frente al acoso del Gobierno socialcomunista, han sido marcados por un Ejecutivo reactivo a la libertad. Aunque, bien mirado, el plante del Gobierno a García Castellón debería ser valorado por éste como un auténtico honor.

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