El modelo Albiol

Albiol

Xavier García Albiol ha conseguido situar la lucha contra la inseguridad y las okupaciones en Cataluña como un tema importante dentro de la agenda mediática nacional. El actual alcalde de Badalona es, ahora mismo, el dirigente del PP catalán con más capacidad de despertar la atención de los medios de comunicación más importantes, como OKDIARIO, que le ha dedicado un buen número de informaciones. O, por poner otro ejemplo, que un programa nacional dedique más de media hora a debatir sobre cómo Albiol plantó cara a los okupas en un desalojo que se llevó a cabo la semana pasada, es algo que pocos políticos constitucionalistas catalanes pueden conseguir.

Cataluña es una comunidad azotada por la inseguridad ciudadana, fruto de la gestión de una izquierda empeñada en la desobediencia selectiva (ERC, Comunes), la desobediencia total (CUP) y el puro oportunismo (PSC). Sin olvidarnos la deriva lunática de Junts, que le llevó a situar a un personaje cuyos méritos fueron enfrentarse a la policía (Roger Español) como cabeza de lista en unas elecciones al Senado. Y recordando también como la recién relevada como presidenta del partido, la condenada por corrupción Laura Borràs, pedía el cierre de los Centros de Internamientos de Emigrantes porque los consideraba «inhumanos». O como Quim Torra, siendo president de la Generalitat, alentaba a los radicales CDR a «apretar».

En una comunidad autónoma en la que intentar bloquear un aeropuerto internacional como el de Barcelona se considera por parte de partidos de Gobierno como ERC o Junts una heroicidad y no un delito, ya está todo dicho. De ahí que toda Cataluña, y no sólo Barcelona, sea un paraíso para los chorizos. Cuando un partido presidido por un prófugo de la Justicia, y otro por un condenado por sedición que ha sido indultado, son la segunda y tercera formación más importante del Parlament, hay barra libre para todos aquellos que quieren vivir de lo ajeno. De ahí que Barcelona sea el paraíso de los manteros, las violaciones, los robos violentos a turistas y los navajazos a plena luz del día. O que en L’Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad catalana, la quema de vehículos y contenedores esté a la orden del día: los vándalos ya prenden fuego hasta a los árboles de Navidad, como ocurrió en el populoso barrio de La Florida, conocido por uno de sus hijos más famosos, el rapero Morad.

De ahí la importancia de un alcalde como Xavier García Albiol, que en el paraíso de la delincuencia en el que se ha convertido Cataluña ha decidido poner pie en pared y apostar por la lucha contra los malhechores. Dando medios materiales, más efectivos y, sobre todo, un apoyo político sin fisuras, a aquellos que se parten la cara en la calle por la seguridad de los ciudadanos: los agentes de la Guardia Urbana. Y también coordinándose y cooperando con el resto de cuerpos policiales. Y de ahí que se estén consiguiendo parar las ocupaciones y aumentar los desalojos.

La lucha contra el delito es sota, caballo y rey: perseguir a los que se saltan la ley y que los que la defienden sientan que tienen la complicidad total de sus superiores. Eso está pasando en Badalona y aunque se viene de muy abajo – no se puede pedir milagros a Albiol a corto plazo tras los gobiernos de la CUP y el PSC que la convirtieron en una ciudad sin ley- en un tiempo razonable veremos los frutos de una política basada en el fin de la impunidad. Ojalá otros alcaldes catalanes, sean de la formación que sean, dejen el discurso de la desobediencia y luchen por garantizar la seguridad de los ciudadanos. Aunque será muy difícil que PSC, ERC o Junts lo hagan, dada su querencia por retorcer la legalidad vigente.

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