Mazón, un dique constitucionalista contra la dictadura lingüística del catalán
Con independencia de la pésima gestión llevada a cabo durante los últimos años por el Gobierno socialcomunista de Ximo Puig, el verdadero problema en la Comunidad Valenciana era el riesgo de caer definitivamente en manos de un nacionalismo radical, émulo del separatismo catalán, que terminara por convertirse en seria amenaza para la unidad nacional. Porque en los últimos años lo que se había acelerado era un procés a la valenciana -algo parecido a lo que estaba ocurriendo también en Baleares- convirtiendo al idioma español en víctima de una estrategia en la que el catalán se utilizaba como ariete para ir alcanzando de forma progresiva sus objetivos, amparándose también en un modelo educativo que, bajo un falso plurilingüismo, no tenía otro fin que ir arrinconando de forma sistemática al castellano.
Eso es lo que se estaba gestando en la Comunidad Valenciana y eso es, precisamente, lo que el futuro presidente de la Generalitat y líder del PP en este territorio, Carlos Mazón, se ha comprometido a demoler de inmediato. Mazón eliminará la denominada Oficina de Derechos Lingüísticos, conocida como oficina de la policía linguística, un invento aprobado a través de la ley de acompañamiento de los Presupuestos. Lo que hizo el socialcomunismo en Valencia es crear un ejército de «asesores lingüísticos» impuestos a dedo, comisarios políticos que deberán ser sustituidos por un cuerpo de inspectores que vele por que los libros de texto y materiales curriculares se ajusten a la Constitución y al Estatuto de Autonomía. Ése es el camino: acabar de raíz con la dictadura lingüística del catalán, tanto en las aulas como en la sanidad pública. A veces no somos conscientes de que la estrategia del separatismo catalán pasa por poner una pica en Valencia y Baleares para ir extendiendo sus dominios con el apoyo de la izquierda nacionalista y la complicidad del socialismo. Es un peligro real que Mazón, con buen criterio, pretende combatir nada más llegar a la presidencia de la Generalitat valenciana. Porque no hay tiempo que perder.