Más perros que niños

Más perros que niños
Más perros que niños

Este pasado domingo estuve comiendo en Barcelona con unos amigos. Piscina, brisa y bellos árboles de sombra para un día de calor insoportable. Éramos cuatro parejas que habían dejado la cincuentena y algunos avanzando hacia bastante más allá de ella. Y los más avanzados, crecidos bajo la influencia del Mayo del 68 y del antifranquismo. En conjunto (esa media me regala puntos) con una cultura más que apreciable, leídos, viajados y para nada políticamente correctos. Es más, en la mesa dominaban quienes, en el clima político actual, serían de lo más “cancelable” (si no fuera porque muchos ya lo estaban de “cancelados”). Por su espíritu escéptico y contra corriente, laicos en lo religioso y en lo político. Podríamos llamarlos unos amigos de la razón, de la ciencia y del progreso.

A todos les di la noticia del acto que organizo este jueves en Madrid sobre el peligro del declive demográfico que ya nos arrastra. Por si iban a estar en esta ciudad o para que avisaran a alguno de sus amigos madrileños. Pues bien, estaban realmente sorprendidos. Cuando les insistí en que la población global decrecía y que esto podía ser una catástrofe la mitad no se lo podía creer. Aunque una vaga credibilidad conseguía protegerme, la duda y la sorpresa se podían ver en sus ojos sin el mayor asomo de duda. ¡Si todo el mundo sabe que somos demasiados en este planeta! Y que, aunque las mujeres del mundo llamado “occidental” ya no quieren tener tantos hijos como antes, se siguen teniendo demasiados, y en muchos lugares de África, por ejemplo, 6 ó 7.

Al intentar ir de lo general a lo local, la incomprensión aún era mayor. ¿Cómo puede preocupar a alguien el declive de la natalidad en España? Algunos de mis compañeros de mesa habían crecido con los ecos de una dictadura franquista en la que destacaban algunos tópicos muy asentados como los famosos “premios a la natalidad”. Ahora que hombres y mujeres somos libres para vivir en libertad el sexo y la pareja, que podemos tener niños o no, ¿vamos a volver a los subsidios por natalidad? Y la imagen de aquellas familias con veintitantos retoños recogiendo el premio del dictador volvían del pasado como una sombra.

No será fácil alertar de la realidad de un peligro insospechado. Todos en la mesa del domingo eran terceros o cuartos consortes. Sólo una pareja tenía hijos en común y una de las señoras declaraba no haber querido descendencia propia (aunque reconocía lamentarlo ahora). Lo que sí teníamos tres de las parejas era un perro adorable, pues este también es un nuevo fenómeno. En los hogares españoles ya hay más mascotas que niños. El número de perros y gatos supera ya al de menores de 15 años. Se calculan 15 millones de animales de compañía frente a esos 6,6 millones de niños menores de 15 años.

Nos enfrentamos a un mundo muy distinto al de nuestros padres (incluso al de la mayoría de comensales del domingo). La baja natalidad en nuestro país por un lado (según el INE tenemos 1,19 hijos por mujer), y por otro, un aumento de la soledad (4,9 millones de hogares donde vive una persona sola) que quizá quiera compensarse con esos animales de compañía. Los hogares en los que vive una sola persona suponen ya el segundo tipo más común en nuestro país después de los que cuentan con dos personas.

No, nos hemos convertido en nacional-católicos quienes alertamos de este declive. La sede del Parlamento Europeo en Madrid albergará una jornada en torno a este tema el día 23 de junio a partir de las 18.30, con sendas conferencias de los investigadores Darrell Bricker, experto en políticas públicas y divulgador científico, Anna Rotkirch, directora del Instituto de Investigación sobre la Población en Finlandia, y Guillaume Blanc, profesor de Economía en la Universidad de Manchester.

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