Pedro Sánchez, el gran manipulador

Pedro Sánchez, el gran manipulador

El hecho de que el Gobierno de Pedro Sánchez decidiera posponer la dimisión de la directora de la Guardia Civil, María Gámez, hasta pasada la moción de censura revela la catadura política de un Ejecutivo que hace un uso torticero de los tiempos en beneficio propio en un clamoroso desprecio a los españoles, privados de que un hecho de gran relevancia marcara la moción de censura celebrada en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez, fiel a su estilo, supo hace días que el marido de María Gámez había sido imputado por un delito por prevaricación administrativa, malversación y blanqueo de capitales, una situación que hacía inviable la continuidad en el cargo de la máxima responsable de la Benemérita. Pero su orden fue clara: que la renuncia de Gámez se llevara a cabo inmediatamente después de la moción para evitar que este caso salpicase también a los escándalos del caso Mediador y caso Cuarteles, en el que figuran dos generales de la Benemérita. Y, sobre todo, que el asunto no saliera a relucir en el Congreso.

El 16 de marzo de 2023 una providencia del magistrado de Sevilla Vilaplana Luquero imputaba a los hermanos Manuel y Juan Carlos Martínez, marido de María Gámez, en la pieza que instruye el juzgado número 6 de Sevilla, una pieza separada derivada del caso de los ERE de Andalucía. Por tanto, la directora y Pedro Sánchez sabían que el marido de la primera estaba imputado desde el 16 de marzo. Estamos ante una forma de manipulación inaceptable por parte de un presidente que ha hecho de la mentira y las malas artes una forma de ejercer la política. El mismo que llegó a la Moncloa erigido en azote de la corrupción esconde ahora la porquería que afecta a su Gobierno en una demostración palmaria de hipocresía y de manifiesto desprecio a los españoles. Este es el tipo que venía a regenerar la política

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