‘Lucky’ Puigdemonti gana a Al ‘Aragonesi’

‘Lucky’ Puigdemonti gana a Al ‘Aragonesi’

De la misma manera que las cinco grandes familias de la mafia neoyorquina (Bonanno, Colombo, Gambino, Genovese y Lucchese) definieron el control de las áreas del crimen organizado durante décadas en la gran manzana, a veces mediante pactos, otras mediante refriegas en las calles, los clanes de los Aragonesi y los Puigdemonti, tras meses de sangrientos enfrentamientos en las marisquerías y las coctelerías de Barcelona, han sellado su acuerdo para repartirse el botín de la futura gran república de Cataluña, en la actualidad comunidad autónoma arruinada del 3%.

Aunque parecía que los Aragonesi, dirigidos por Pere ‘Al’ Mindundi y Oriol Zampabolli, jugaban con ventaja tras su victoria electoral dentro del bando separatista, una vez visto el reparto queda claro que los Puigdemonti se han llevado la mejor parte. Vamos, es como si los Colombo se hubieran quedado la prostitución, las drogas, el juego y la extorsión y los Gambino se hubieran conformado con la venta de cigarrillos de tabaco negro (sin filtro) a la puerta de los institutos. No parece un reparto muy equitativo.

A cambio de que los Aragonesi se hayan quedado algunas áreas menores, la poderosa, pero llena de peligros consejería de Interior, y el cargo honorífico y ‘honorable’ de Padrino (también conocido como ‘president’) para que Pere ‘Al’ Mindundi pueda jugar a ser el heredero del Francesc Macià y Lluís Companys, los Puigdemonti se han quedado el control de la pasta (Economía), de todos los chiringuitos diplomáticos que servirán para desviar dinero a la causa de Waterloo (Acción Exterior), de las prisiones en las que viven los principales ‘capos’ de las bandas locales (Justicia), de la vacunación y la gestión sanitaria de la post-pandemia (Salud) y del organismo que reparte el dinero a los medios y decide la publicidad institucional (Difusión).

Los Aragonesi venden que no les ha ido tan mal, y que la presidencia de la Corporazione di la Propaganda Separatista, que escoge al presidente de Mafia-3, la televisión del régimen, les ha tocado a ellos, cuando en la legislatura pasada esta área estaba controlada por los Puigdemonti. No sería mal botín, si no fuera un regalo con trampa. Les han prometido la presidencia, pero no bastan con los votos de los Aragonesi, los Puigdemonti y los Pijini (también conocidos como CUP). Necesitan los dos tercios de la cámara calabresa, así que o consiguen el apoyo del PSC, o han de sumar a Comuns + Cs + PP. Si no, el control seguirá en manos de los Puigdemonti, que gobiernan la Corporazione con todos sus miembros con el mandato caducado.

En el tribalismo en el que chapotea la política catalana desde hace décadas, el más sagaz y arrojado es el que gana. Y si hay un clan que siempre ha sabido dominar los principales instrumentos del poder en esta comunidad han sido los Pujolone, los post Pujolone y los actuales Puigdemonti. Los Aragonesi siempre han hecho de un radicalismo verbal unido a una cierta candidez, por no decir estupidez, política. Siempre les han robado la tostada, por miedo a parecer traidores a la causa, mientras sus adversarios en la mafia local nunca han tenido complejos en jugar a todas las barajas. Aun perdiendo, han vuelto a ganar. Quién sabe si en los próximos dos años los Aragonesi espabilarán y conseguirán quitarse el complejo de perdedores que arrastran desde 1980. De momento, la Generalitat seguirá siendo gobernada desde Waterloo y, en parte, desde Lledoners. En el Palau de la plaza de San Jaime habrá un encargado con cara de mindundi, que más que a sus admirados Companys o Macià, parece el Dencàs que acabó huyendo por las alcantarillas tras el fallido golpe de Estado separatista de 1934.

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