Ir en globo o ir en Pegasus, tanto da

Ir en globo o ir en Pegasus, tanto da
Ir en globo o ir en Pegasus, tanto da

Se dice que uno “va en globo” cuando no tiene los pies en la tierra. Los independentistas políticamente “van en globo” desde la noche de los tiempos. Eso no quiere decir que dejaran de lado el contacto con la realidad para las cosas prácticas de la vida. “Irán en globo” todo lo que uno quiera, pero las suculentas nóminas que siempre cobraron son y fueron muy de pies en el suelo.

“En globo” siguen yendo sus optimistas y caras empresas. En una nueva edición de la promoción del catalán en todos los ámbitos y en toda la esfera de su supuesta influencia,  el departamento de la Vicepresidencia y de Políticas Digitales y Territorio inició una gira en los territorios de habla catalana con AINA,  un proyecto en colaboración con varias entidades y asociaciones culturales que tienen como objetivo la defensa de la lengua. Empezó el  4 de abril en Perpiñán (en la llamada Catalunya Nord que, como ya han visto, ha votado de forma importante a una nacionalista francesa, Marine Le Pen), con la idea de pasar por Valencia, Palma de Mallorca y otras ciudades “de la nació”.

Esta semana, el vicepresidente Puigneró, que encabeza el tour, ha estado en  Nueva York «para garantizar el catalán en la era digital». La cara de felicidad que exhibía fotografiándose con un cartel pagado por la Generalitat en Times Square no tenía precio. ¡Por fin en la Gran Manzana! Ha tenido que aburrirse un montón con los prolegómenos de los Països Catalans, que tan vistos tiene. Pero al fin tenía por delante unos días de viaje como Dios manda.

No sé en qué línea viajan Puigneró y su séquito. Yo le hubiera recomendado de corazón la Pegasus Airlines, estupenda compañía turca, que les hubiera garantizado un viaje tranquilo y sobre todo desconectado, pues no habrían tenido la tentación de encender ni un móvil ni una Tablet. Sólo leer, dormir y mirar el bello manto de nubes bajo la nave. Una ocasión inmejorable.

Pero no hubieran querido saber nada. Todo por la tontería esta del programa de espionaje que también lleva el nombre del caballo alado de la mitología griega. Ese que denuncian que utilizaron contra ellos las sempiternas “cloacas del Gobierno” para ver en qué andaban. Y no es porque el independentismo no haya espiado a nadie. Todos recordamos la historia aquélla del espionaje de los Mossos a constitucionalistas descubierta casi por casualidad. En octubre del 2017, agentes de la Policía Nacional interceptaron unas furgonetas de los Mossos cargadas de documentación con destino a la incineradora de Sant Adrià. Ahí se descubrió el pastel, pues se hallaron papeles «sobre actividades o seguimientos de objetivos de interés no policial ni judicial, sino de tipo político. Personas, entidades o actividades contrarias al independentismo, muchas veces adjetivadas en los propios informes como españolistas, constitucionalistas, etc.». Todo en palabras de un informe elaborado por la Brigada de Información del CNP.

Esto también acabará en nada. Y, ya puestos, ningún Pegasus será comparable a aquel animal mitológico llamado Mètode3. ¡Qué momentos nos dieron la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, y la ex pareja del hijo de Jordi Pujol, Victoria Álvarez, en el restaurante barcelonés La Camarga el 7 de julio de 2010! Aquello es difícil de superar, con sus floreros con micrófono y la pizpireta conversación entre ambas.

Pero, si nos queremos poner serios (y debemos, porque el espionaje ilegal es una amenaza al estado de derecho) preguntemos si Sánchez espió realmente a sus socios sin autorización judicial. Es un grave delito. Y si lo hizo legalmente, como publicó ayer El País de “fuentes próximas al servicio secreto español”,  porque el juez apreció que algunos individuos eran una amenaza grave para la seguridad nacional, ¿por qué siguen en el Gobierno? ¿Por qué el presidente le hace esto a su país? Y es que, para animal (mitológico, claro), Sánchez.

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