¿Se hará de ultraderecha Iglesias cuando deje de tener vigilancia gratis en su chalet de Galapagar?

Pablo Iglesias
¿Se hará de ultraderecha Iglesias cuando deje de tener vigilancia gratis en su chalet de Galapagar?

Tiene guasa que el tipo más protegido de España por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado -su finca de 2.300 metros cuadrados dispone de una red de cámaras y un perímetro exterior de agentes de la Guardia Civil para velar por su seguridad- se permita el desahogo de sugerir que quienes tienen alarma en su casa son de ultraderecha. Según Pablo Iglesias, quien recurre a una empresa de seguridad para proteger su vivienda es un peligroso fascista. «La ultraderecha es Vox, pero Securitas Direct dice que te pongas una alarma para que no te ocupen la casa», ha dicho.

La comparación es absurda, fruto de los delirios ideológicos de un personaje que, además de llevar su radicalidad al extremo, resulta un perfecto hipócrita. Porque si todos los españoles dispusieran del servicio de seguridad, pagado con dinero público, del que disfruta Iglesias, no sería necesario contratar a ninguna empresa de alarmas.

Y si lo hacen es porque, entre otras cosas, los mensajes de Pablo Iglesias alentando la okupación ilegal y apoyando leyes que blindan a los asaltantes de viviendas, han llevado a millones de españoles a tener que proteger su propiedad privada. En su delirio, Pablo Iglesias también acusó a los profesionales de OKDIARIO de utilizar prácticas de «ultraderecha».

OKDIARIO se siente muy honrado con los insultos de Iglesias; es más, nos anima a seguir denunciando el cinismo inmoral de un tipo que se permite estigmatizar a quienes ponen una alarma en su casa porque no cuentan con el privilegio de disponer de un nutrido grupo de guardias civiles en la puerta como cuenta este comunista-burgués al que le tenemos que pagar la vigilancia de su chalet. El día en que Pablo Iglesias pierda sus privilegios y se convierta en un ciudadano normal, el ex secretario general de Podemos tendrá que elegir entre hacerse de ultraderecha y poner una alarma en su casa o arriesgarse -como miles de españoles- a que le entren en su casoplón de Galapagar.

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