Salud

Qué engorda más el vino o la cerveza: los expertos cuentan toda la verdad

Vino y cerveza
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

A la hora de disfrutar de una reunión con amigos, el vino y la cerveza suelen ser las elecciones más habituales. Sin embargo, detrás de ese momento de placer, muchos se hacen la misma pregunta: ¿cuál de estas bebidas tiene más calorías y engorda más? Aunque ambas contienen alcohol (y por lo tanto, aportan energía), no todas las calorías son iguales ni se metabolizan de la misma manera.

Una de las recomendaciones clave de los expertos es que, si no se tiene el hábito de beber, no es una buena idea empezar a hacerlo bajo la premisa de obtener beneficios para la salud. Los riesgos asociados al consumo de alcohol (incluso moderado) están bien documentados e incluyen desde daños hepáticos hasta una mayor propensión a ciertos tipos de cáncer. En cambio, si ya se consume alcohol de manera ocasional, lo ideal es hacerlo con plena conciencia y moderación.

¿Engorda más el vino o la cerveza?

Empecemos por lo básico: las calorías. La cerveza y el vino tienen composiciones distintas y eso influye directamente en su aporte energético. Una copa de vino tinto (unos 150 ml) contiene entre 120 y 130 calorías, dependiendo del tipo y del grado de azúcar. El vino blanco puede ser un poco más ligero, aunque también depende si es seco o dulce. Por otro lado, una lata de cerveza (330 ml) suele aportar entre 140 y 180 calorías, aunque la cifra varía si se trata de una cerveza artesanal, más fuerte o con más malta.

Esto significa que, por volumen, la cerveza tiene más calorías. No porque sea «peor» necesariamente, sino porque se consume en mayores cantidades. Es más común beber un litro de cerveza que un litro de vino. Es decir, aunque una copa de vino pueda parecer más «pesada» calóricamente, rara vez tomamos más de dos o tres copas seguidas, mientras que con la cerveza ocurre todo lo contrario.

La diferencia en cómo se consumen

Por otro lado, la cerveza se suele acompañar de comidas más calóricas, como patatas fritas. Es decir, no sólo se suma la bebida, sino el contexto gastronómico. En cambio, el vino, sobre todo el tinto, muchas veces se asocia con comidas más elaboradas, incluso con platos que pueden ser más equilibrados, como carnes magras, pescados o quesos curado.

Además, la forma en que se toma influye. El vino, al ser una bebida que se disfruta lentamente, permite que el cuerpo procese el alcohol de manera más gradual. La cerveza, al consumirse más rápido (y en mayor volumen), puede llevar a un exceso sin que nos demos cuenta.

Otros factores a considerar

Aunque las calorías son una parte importante de la ecuación, no son el único factor. Para saber qué engorda más, hay que considerar cómo el cuerpo metaboliza cada bebida. El alcohol en general interfiere con el metabolismo de las grasas. Cuando se consume alcohol, el hígado deja de metabolizar la grasa para centrarse en eliminar el alcohol del organismo. Esto significa que la grasa que ingerimos se acumula más fácilmente.

Tanto el vino como la cerveza contienen alcohol, pero en distintas proporciones. El vino suele tener entre 12% y 14% de alcohol, mientras que la cerveza ronda entre el 4% y el 6%. Esto puede llevar a pensar que el vino es «peor» en ese sentido, pero volvemos al punto anterior: raramente se toman tres o cuatro copas de vino en una sola noche, mientras que consumir medio litro o un litro de cerveza en una reunión con amigos es bastante habitual.

Lo que dicen los datos

La ciencia también ha tratado de responder esta pregunta. Varios estudios han analizado los hábitos de consumo de alcohol y su relación con el peso corporal. Uno de los hallazgos más consistentes es que el consumo moderado de vino, especialmente tinto, no está tan asociado con el aumento de peso como la cerveza.

De hecho, algunas investigaciones han encontrado que un consumo moderado de vino puede tener beneficios cardiovasculares y metabólicos. La famosa «paradoja francesa», por ejemplo, hace referencia al hecho de que en Francia se consume mucho vino tinto y, aun así, las tasas de enfermedades cardíacas son bajas.

En contraste, el consumo habitual de cerveza sí se ha vinculado en más ocasiones con el aumento de peso, especialmente si es frecuente y en grandes cantidades. En general, los estudios coinciden en que la cerveza tiene un impacto más directo sobre la ganancia de grasa corporal, especialmente si no se acompaña de una dieta equilibrada y actividad física regular.

En resumen, la cerveza suele contribuir más al aumento de peso que el vino, principalmente por la cantidad y el contexto en que se consume. Sin embargo, todo depende del hábito individual. El problema no es la bebida en sí, sino los excesos y los malos hábitos. Mantener un consumo moderado y consciente es clave para evitar subir de peso y cuidar la salud.

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