El Gobierno se quita la careta y avala el señalamiento de periodistas
Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno de España, llamó «tipejo» al director de OKDIARIO, Eduardo Inda, y «gentuza» a los periodistas de este periódico digital, así como a los de «El Mundo» y «El Confidencial» que investigan los casos de presunta corrupción en Podemos. Pues bien, para el Gobierno esos insultos son «libertad de expresión» y «crítica», lo que significa que avala los ataques de Iglesias a los medios de comunicación. No es que nos sorprenda la respuesta del Gobierno a la pregunta del PP sobre si compartía las declaraciones del dirigente podemita. En absoluto. Nos la temíamos. Es la constatación de que el Ejecutivo socialcomunista de Pedro Sánchez hace suya la estrategia de acoso a la prensa de Pablo Iglesias y comparte sus métodos de estigmatización de todos aquellos periódicos y periodistas que osen denunciar los casos de supuesta corrupción en las filas moradas y, cabe suponer por extensión, que también en las filas socialistas.
No por previsible dejamos de estar ante un salto cualitativo notable: ya no es Pablo Iglesias, sino el Gobierno en su conjunto quién considera que el insulto y el señalamiento de periodistas forma parte de la libertad de expresión. El problema es que se empieza señalando a los periodistas y se termina cercenando su derecho a informar, que es lo que ocurre allí donde los gobiernos de turnos manejan el concepto de libertad de expresión como lo hace el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Por esa regla de tres, cabe suponer que también avala los insultos a los jueces y a los miembros de todas aquellos instituciones que se atrevan a cuestionar o investigar la actuación del Gobierno y de los partidos que lo componen. Lo que viene a sustentar el Ejecutivo es su derecho a insultar y descalificar a todo poder del Estado que no se someta a su voluntad y designios. Puro totalitarismo revestido del mantra de la libertad de expresión. El socialcomunismo se ha quitado definitivamente la careta.