La Gerona española de los Cuéllar

La Gerona española de los Cuéllar

Gerona es, si atendemos a los resultados electorales, una de las ciudades más separatistas de España. De los 27 regidores del ayuntamiento, 19 son de partidos secesionistas. La alcaldesa es Marta Madrenas, de Junts per Catalunya, que es digna heredera de Carles Puigdemont a la hora de montar numeritos independentistas en las calles de esta bella localidad.

Entre las ‘hazañas’ de la actual regidora destaca cómo cambió en nombre de la Plaza de la Constitución por la Plaza 1 de octubre de 2017, o cómo permitió un acto en el cauce del río Onyar en el que se equiparaba a España con el “odio”, el “fascismo” y la “represión”. Puigdemont también fue alcalde de esta ciudad y Madrenas recogió su ‘legado’ con fuerza.

Cuando Quim Torra defiende que la auténtica capital de la Cataluña separatista es Gerona lo hace en base a la impunidad con la que los radicales secesionistas se han hecho con el control de las calles. El color amarillo es omnipresente en la vía pública; es promovido y alentado cualquier acto público que pueda servir para reafirmar la hostilidad de las clases gobernantes de la ciudad hacia todo lo español.

Pero existe otra Gerona, que es leal al proyecto español y que apuesta por la convivencia. Que se emociona al ver la rojigualda y que abraza a sus compatriotas del resto del país. Está repartida por toda la ciudad, de forma más o menos silente. Pero hay un barrio en el que esta otra Gerona ha salido triunfante, que muestra con orgullo los símbolos nacionales y que pide respeto para una de las naciones más importantes de la historia del mundo: la española.

Había oído hablar mucho del barrio de Vila-roja, y he escrito mucho sobre la voluntad de estos vecinos gerundenses de defender su amor a España en una ciudad en el que todas las instituciones se han volcado para destruir a nuestro país. Pero nada es comparable con visitarlo y comprobar que, cuando un puñado de compatriotas decide defender la nación, no hay separatista que pueda con ellos. Este miércoles llegó el momento, y fue una experiencia que no olvidaré.

Encontrar nada más llegar al barrio una gran pancarta que dice “Bienvenidos a España. Som catalans y somos españoles”. Emociona y duele. Hiere porque parece increíble que se deba reivindicar que Gerona es España, pero reconforta en cuanto que un grupo de vecinos ha decidido llevar la contraria a todos los poderes políticos, sociales y económicos de la ciudad para reafirmar el amor a nuestro país.

El alma máter de este foco de la resistencia en la auténtica zona cero del secesionismo, Gerona, es la familia Cuéllar, cuyo bar se ha convertido en el epicentro de la españolidad de la ciudad. Cuando en el 2017 el ayuntamiento canceló el castillo de fuegos artificiales de las fiestas patronales de la ciudad en ‘solidaridad’ con los políticos secesionistas en prisión preventiva, los Cuéllar sufragaron uno de su bolsillo y Vila-roja lo disfrutó. Y con este barrio, todos los gerundenses que se sienten españoles.

En este barrio predomina en la vía pública el color rojigualda. Los murales que en otros lugares de la Cataluña interior están llenos de pintadas a favor de la “República catalana” y los “presos políticos”, aquí están dedicados a la bandera de nuestro país. Bandera que cuelga orgullosa en farolas y pancartas, destacando una inmensa en la fachada del Bar Cuéllar con el lema “España ama Cataluña” con la inscripción en un rincón de “Avenida 155”.

Mientras queden unos vecinos en Vila-roja –o en cualquiera de los otros barrios de Gerona–que reivindiquen el amor a España, los secesionistas no habrán conseguido su único objetivo: la uniformidad absoluta eliminando cualquier discrepancia. Y para su desgracia, y para suerte de los que creemos en un país unido, hay “Vila-rojas” en todas las ciudades de Cataluña. Y cada día más, por mucho que TV3 nos cuenta cada día otra cosa.

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