Al final la culpa será del Ramses
El 9 de octubre de 2020, el Gobierno decretó el estado de alarma en nueve municipios de la Comunidad de Madrid, incluida su capital, con la oposición de su alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. Unos días más tarde, el 25 de octubre de 2020, Pedro Sánchez decretó el segundo estado de alarma con carácter nacional, que posteriormente fue declarado inconstitucional, o sea, ilegal. El decreto que estableció el estado de alarma contra Ayuso establecía para los restaurantes un límite de 6 comensales por mesa y obligaba a dejar de servir a las 22:00 horas para cerrar, como muy tarde, a las 23:00 horas.
Todos recordamos perfectamente aquellos días anteriores a las primeras campañas de vacunación, los tenemos grabados como una de las etapas más tristes de nuestra vida. Los boletines de noticias nos machacaban con las millonarias cifras de contagios y las muertes que, por esas fechas, ya nos habían tocado de cerca a todos. El Gobierno nos echaba la culpa a los ciudadanos porque decían que el aumento de contagios estaba causado casi exclusivamente por las reuniones de familiares y amigos. En este sentido, la hostelería era el sector más perjudicado y Ayuso, su mayor defensora, por lo que la izquierda la ridiculizaba llamándola «tabernaria».
Y ahora nos enteramos de que, en lo más duro de aquel segundo estado de alarma, los diputados socialistas se pasaban por el forro las restricciones con las que nos sometían y asustaban a todos, quedando para cenar en grupo, como no nos permitían hacer a los demás, en restaurantes de lujo pagados por empresarios que pretendían sus favores. El Tito Berni se llevó a cenar al lujoso restaurante Ramses de Madrid a sus compañeros diputados el día 21 de octubre de 2020, después de la primera sesión de la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, que acabó a las 20:55 horas. El Congreso y el local de ocio nocturno distan apenas 15 minutos de un agradable paseo andando, pero si fueron en sus coches oficiales tardarían un poco más, por la vuelta que hay que dar; con lo que lo más seguro es que antes de las 21:30 horas no llegaran al local. Y recordemos que a las 22:00 ya no les podían servir.
El número de comensales que se dieron el homenaje se debe acercar a la veintena. El Mediador dice que fueron quince diputados socialistas, de los que ya ha identificado a ocho, más los empresarios y él mismo. De esos ocho, cuatro diputados del PSOE reconocen por escrito que estuvieron allí esa noche, dos lo niegan y otros dos dan la callada por respuesta. A los cuatro que han confirmado su presencia hay que sumar en todo caso al ex diputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo (el Tito Berni), al Mediador, a los empresarios y muy probablemente a los dos que no lo niegan y después de hacer esta suma tenemos que volver a recordar que el inconstitucional estado de alarma decretado por Pedro Sánchez en Madrid prohibía las reuniones de más de seis comensales.
En resumen, tenemos al menos a cuatro diputados socialistas en activo que, sin sonrojarse, confirman que el 21 de octubre de 2020 se saltaron las normas que ellos mismos nos impusieron a todos los demás, como mínimo en cuanto al número de comensales que se podían reunir, pero más que probablemente también en relación con el horario en el que a los demás se nos podía atender. Sin olvidarnos de la cantidad de mensajes que por aquellas fechas todos ellos dirigían contra las reuniones sociales y, más concretamente, contra la hostelería. En cualquier democracia medianamente seria esos cuatro diputados socialistas estarían ya presentando su carta de dimisión, avergonzados. Aquí poco nos falta para que le echen la culpa de todo al restaurante. Y todo esto sin hablar de las prostitutas y la droga que vinieron después, ni de los motivos por los que los empresarios les pagaban todos estos caprichitos. Menuda pandilla.
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