El expolio catalanista a la isla de Malta
El expolio catalanista también ha llegado hasta la isla de Malta. Los medios y plataformas subvencionados por la Generalidad de Cataluña como www.vilaweb.cat, www.elnacional.cat, www.enciclopedia.cat y www.sapiens.cat relatan una historia totalmente tergiversada de su conquista por Aragón en 1283: el “almirante catalán Roger de Lloria” fue el responsable de “la conquista catalana de Malta” y de su incorporación a la “Corona de catalano-aragonesa”. Y siguiendo con sus tesis afirman que “los catalanes dominaron la isla durante dos siglos y medio” y, que, por tanto, Malta es “la otra isla catalana del Mediterráneo”.
Realmente lo que ocurrió fue que el almirante aragonés Roger de Lauria (en la Edad Media el servicio al Rey determinaba la nacionalidad de sus súbditos), en el marco de la conquista de Sicilia protagonizada por el rey Pedro III, ganó la isla de Malta para Aragón. Ni el almirante, ni su flota, ni su rey eran catalanes.
Rogerio de Lauria nació en 1245 en Lauria, al suroeste de la península itálica. Llegó a la corte aragonesa junto a su madre, nodriza de la que sería esposa del futuro Pedro III de Aragón, Constanza Hohenstaufen, hija del depuesto Manfredo de Sicilia (de ahí los derechos de Aragón sobre Sicilia). Allí Rogerio entabló amistad con el rey de Aragón, que en 1283 le nombró “Almirante del reino de Aragón y Sicilia”.
La isla de Malta siguió bajo dominio aragonés después de la unión de las casas de Trastámara de Aragón y Castilla en la Monarquía Hispánica, hasta que en 1530 el Emperador Carlos V la cedió a perpetuidad a los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén. A cambio, cada año la Orden tenía que regalar a España un halcón como pago simbólico por la cesión (las rapaces se recibieron anualmente en la Cetrería Real de Madrid hasta finales del siglo XVIII). Malta quedó como baluarte para la defensa de la cristiandad ante los ataques otomanos. Durante casi tres siglos la isla permaneció autónoma, hasta que en 1798 Napoleón la conquistó. Al cabo de pocos años pasó a domino británico, hasta su independencia en 1964.
Para el catalanismo estos casi trescientos años significan que, de nuevo, “Malta quedó bajo el dominio e influencia catalanes”, ya que “hizo mucho el hecho de que buena parte de sus grandes maestros eran catalanes”. Se trataría, pues, según los cálculos del saqueo catalanista de “una presencia multisecular”. En total, según sus cuentas, serían más de cinco siglos, desde 1282 a 1789, y los malteses sin saberlo.
Pero la realidad es que ninguno de los grandes maestres fue catalán. Lo que sí es cierto es que a raíz de la cesión de la isla de Malta a la Orden de San Juan se incrementó el número de grandes maestres de la “lengua” de Aragón. Hay que recordar que la Orden de San Juan estaba organizada administrativamente en diversas “lenguas”, que, a su vez se dividían en prioratos o bailías. Entre las siete “lenguas” iniciales se encontraba la de Aragón, que correspondía a toda la Península Ibérica y que se estructuraba en cuatro prioratos que se correspondían básicamente con los reinos de Aragón, Navarra, Castilla-León y Portugal. En los cuatro siglos anteriores en que la Orden estuvo radicada en Jerusalén y en Rodas sólo hubo cuatro grandes maestres españoles y, concretamente, todos aragoneses.
A principios del siglo XV la “lengua” de Aragón había sufrido importantes cambios. Castilla-León y Portugal se habían separado, formando su propia “lengua”. Y el Priorato de Aragón, denominado Castellanía de Amposta, se había separado en dos más. De este modo la “lengua” de Aragón quedaba formada por la Castellanía de Amposta (con el Reino de Valencia), el Priorato de Navarra, el Priorato de Cataluña (con el Condado del Rosellón) y la Bailía de Mallorca.
Durante la Edad Moderna fueron ocho grandes maestres de la Orden pertenecientes a la “lengua” de Aragón que dejaron su impronta en Malta: tres fueron mallorquines (Nicolás Cotoner, Rafael Cotoner y Ramón Despuig), dos fueron aragoneses (Juan de Homedes y Martín Garcés), dos fueron navarros (Martín de Redín y Francisco Jiménez de Tejada) y uno fue valenciano (Ramón Perellós). Más otros dos la “lengua” de Castilla, León y Portugal: los portugueses Antonio Manoel de Villena y Manoel Pinto de Fonseca.
La labor de los grandes maestres españoles y portugueses se centró en el refuerzo de las defensas de la isla (fortificación del castillo de San Ángel y de la isla de Gozo, construcción de torres de vigilancia y del Fuerte Manoel), sobre todo, después el Gran Asedio de Malta de 1565, que se saldó con una espectacular derrota turca. Pero el mayor impulso para la defensa de Malta lo dieron en el siglo XVII los mallorquines Rafael Cotoner y Nicolás Cotoner con la fortificación de la zona sur de La Valetta con una imponente construcción (que tenía como fin albergar a la población en caso de ataque), conocida popularmente por el linaje mallorquín de los promotores, “La Cotonera”.
Los caballeros además de consolidar institucionalmente Malta, también la transformaron con grandes proyectos urbanísticos. Al cabo de pocas décadas la Orden había construido el Palacio del Gran Maestre (sede del actual Gobierno de Malta), había finalizado la Catedral de Malta y cada “lengua” tenía su propio albergue. El albergue de Aragón (además de ser la antigua residencia del Primer Ministro lo han ocupado diversos ministerios) contaba con la vecina iglesia de la Virgen del Pilar y el albergue de Castilla (actual residencia del Primer Ministro) con la vecina iglesia de Santiago el Mayor. En el siglo XVII el priorato de Cataluña pasó a tener su propia Casa (actual sede del Ministerio de Economía).
La Catedral cuenta con ocho capillas laterales, una para cada “lengua”. La capilla de la “lengua” de Aragón está dedicada a San Jorge y en ella descansan en cuatro imponentes mausoleos los restos de los grandes maestres mallorquines Cotoner, el valenciano Perellós y el navarro Redín. En la capilla de la “lengua” de Castilla, León y Portugal dedicada a Santiago, reposan los restos de los portugueses Villena y Pinto. De la capilla de Aragón la doctrina catalanista nos cuenta que “está presidida por una representación pictórica de ‘Sant Jordi’, donde un ángel sostiene una bandera con las cuatro barras y el escudo de Navarra”. Y así es. Como la capilla es de la “lengua” de Aragón está presidida por San Jorge, ya que desde de siglos atrás su señal acompañó a los reyes aragoneses en sus conquistas. Fue a partir del siglo XV en que se oficializó que fuese patrón de Aragón y de Cataluña por acuerdos en sus respectivas Cortes. Y en cuanto a “la bandera de las cuatro barras”, también ha de ser así, ya que son los colores del rey de Aragón.
Si bien es cierto que existe una huella catalana en Malta, es indiscutible que el legado aragonés, castellano, valenciano y, sobre todo, el mallorquín tiene un mayor calado entre la población maltesa (monumentos, construcciones, edificios, mausoleos, tumbas, banderas, nombres…). En definitiva, de lo que si se puede hablar, sin caer en tergiversaciones ni manipulaciones históricas es de la huella española de Malta.