Experimentos con champán, ni uno

Experimentos con champán, ni uno

La encuesta de Data10 para OKDIARIO revela que el PP se deja tres escaños en quince días, frente a los dos asientos que sube el PSOE y uno que asciende Vox. De esta forma, el Partido Popular ve frenada en seco su progresión y los socialistas recuperan algo del terreno perdido en los últimos meses. La distancia entre populares y socialistas pasa de 31 escaños a 26 en sólo dos semanas. Moraleja: desviarse de lo esencial y malgastar la energía en disputas estériles es el peor negocio en política.

Parece obvio que la guerra interna desatada en el PP a cuenta del anuncio de Isabel Díaz Ayuso de aspirar a la presidencia del partido en Madrid empieza a erosionar a la formación de Pablo Casado, de cuyo sentido de la responsabilidad no cabe dudar para atajar una polémica que se ha prolongado demasiado. No es una caída brusca, pero si tenemos en cuenta que se ha producido en un breve plazo de dos semanas (el anterior sondeo era del 5 de septiembre) resulta altamente significativa. Sobre todo, porque quien se beneficia de la caída del PP es, principalmente, Pedro Sánchez.

El descenso del PP es del de 1,1%, lo que le hace pasar de 129 a 126 escaños, mientras el PSOE  (0,5 por ciento de incremento y 100 escaños) y Vox (0,6% de subida y 52 diputados) son quienes rentabilizan la caída de la formación de centroderecha. Es cierto que PP y Vox obtendrían aún la mayoría absoluta, pero no lo es menos que más allá de estos dos partidos y Navarra Suma (2 escaños), junto al exiguo escaño que aún conserva Cs, todas las demás fuerzas políticas de un Parlamento fragmentado aunarían sus fuerzas.

Al socialcomunismo no se le puede conceder la más mínima ventaja y lo que ha estado haciendo el PP es, sencillamente, alimentarlo. Razón de más para insistir en que el Partido Popular tiene que atajar con carácter de urgencia esa estéril y pueril pelea que le ha llevado -parece evidente- a reducir la ventaja que llevaba al PSOE. Si en medio mes el castigo ha sido de cinco escaños (tres que pierde y dos que gana Pedro Sánchez), el PP ya sabe a qué atenerse si no corta de raíz las luchas intestinas que se han convertido en un balón de oxígeno inmerecido para el Ejecutivo. Lo que está en juego es demasiado importante para España y los españoles como para seguir por ese camino. Experimentos con champán, ni uno

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