Eso es lo preocupante, señor Melià
En la presentación de la candidatura al Parlament por Mallorca, del PI (Proposta per les Illes), su líder Josep Melià ha dejado dicho que está convencido de que su partido el próximo 28 de mayo será decisivo en la formación del nuevo Govern o en todo caso «quien decidirá las políticas del próximo Govern», que tanto vale en el papel de bisagra o de minoría influyente en las votaciones de la cámara balear. Dice Melià, el único superviviente de UM, que ellos son el antídoto: «Somos la mejor vacuna contra los extremismos. Solo hay dos opciones. Que nos gobiernen los extremos o un gobierno con el PI, centrado y moderado».
Queda claro, según sus palabras, que el PI se presenta como aspirante a una nueva coalición, probablemente escorada a un Pacte de Progrés como las que en su día protagonizaron UM, PSIB-PSOE y PSM (ahora Més).
Está por ver lo que ocurrirá en las urnas el 28-M, pendientes de saber si habrá o no habrá debacle –incluso desaparición- de Unidas Podemos (se lo han ganado a pulso) y en qué se concretará la bajada de los socialistas (que también). Los de Més, como funcionan en modo secta, es probable que vean su caladero inalterado, circunstancia que en nada favorece al PI atendiendo a las declaraciones de Melià: «El PI es un proyecto de aquí y pensado desde aquí. Tenemos soluciones a los problemas de las personas de esta tierra”.
Señor Melià, para eso ya está la gente de Més y sabemos de qué pie calzan, abrazados como están al ecosoberanismo. Ustedes, después de la espantada de Jaume Font han refundado el PI a la medida de un partido nacionalista de derechas, que en nada se parece a lo que fundó el ex del PP y exalcalde de Sa Pobla. Ustedes han venido a rescatar el espíritu primigenio del PSM, sin la S de socialista pero manteniendo la M puesto que el PI es, por encima de todo, Mallorca, debido a su escasa proyección en el resto de las islas.
También vale entender el PI como reedición de UM pero sin tentaciones de caer en la corrupción que para eso Josep Melià ya está vacunado al ver caer hace 13 años, uno a uno a sus compañeros de partido hasta la desaparición.
Los sondeos auguran para Baleares un cambio político por la mínima, si es que se produce. Un empate técnico pondría en un brete al PI, puesto que el panorama les obligaría a elegir entre asociarse con la extrema izquierda o la extrema derecha, así dicha, una vez ha calado ese mantra esparcido por la izquierda de que Vox es un partido de fachas. ¿Qué elegiría el PI? No hay dudas al respecto: reeditar por enésima vez el Pacte de Progrés porque Vox está claro que es el demonio o quién sabe si el mismísimo dimoni cucarell, aunque este demonio también puede ser determinante salvo sorpresa.
Después de ocho años gobernados por la extrema izquierda la curiosidad es saber si el electorado premiará la gestión de quienes nos han sumido en la inseguridad jurídica y rezándonos un continuado rosario de disparates. No se entiende el cambio político por la mínima, salvo que nos sorprenda una mayoría silenciosa fuertemente activada, es decir, muy cabreada con lo que está pasando y tapado con la complicidad de adoctrinados y apesebrados.
Aunque puestos a fiarnos de los sondeos, lo preocupante señor Melià es su voluntad de apoyar «un gobierno centrado y moderado», comprándole a la seño Francina Armengol que su partido es socialdemócrata cuando no lo es ni por asomo, y creyéndola cuando se rasga las enaguas porque los de Vox son unos fascistas. En el paquete de ofertas vendría incluido el extremismo desbocado de Més y los restos –sean cuales sean- de Unidas Podemos. Y puestos en ello, desde luego nada se parecerá a un «gobierno moderado». Porque Armengol es deudora de ERC, en absoluto una socialdemócrata.
Salvo, claro está, que el PI tenga datos inesperados que puedan permitirle ir a negociar una coalición PP-PI o sea «un gobierno centrado y moderado», excluido Vox. Pero no veo a esta gente hablando con el PP. Se comieron con patatas a Joan Font, lo más parecido a la derecha constitucionalista.
El drama del momento político que se vive en España, Baleares es España, es la carencia de líderes liberales con carisma y capaces de despertar de su letargo a la sociedad civil. Porque la extrema izquierda ha hecho su trabajo diseñado única y exclusivamente para enturbiar las conciencias, y sin tener el menor escrúpulo a la hora de ejecutar sus planes. Vox nace precisamente como una escisión de la derecha respondiendo a la alarma que había creado en el seno de buena parte de la sociedad la abulia ideológica del PP, ante la pérdida constante de valores desde que el PSOE -a partir del 2004- eligiera abandonar la moderación, asimismo sus convicciones socialdemócratas, y entonces las consecuencias son las que son.
Baleares ha dejado de ser una comunidad reconocida por su moderación. Estamos alejados del ranking de comunidades influyentes por mucho que este Govern se empeñe en afirmar que somos el motor de la economía en España. ¡Es el monocultivo, idiotas! Ese mismo, que andan satanizando porque no encaja en su ideología woke.
No se entienden las dificultades para que se pueda hablar de cambio político incontestable. Menudo papelón el que les espera a todos los candidatos del PP porque delante van a tener a una izquierda tramposa dispuesta a emplear cualquier ardid contra el centroderecha. El significado es revelador: ardid, «acción hábil con la que se pretende engañar a alguien o conseguir algo». Y no tengan ninguna duda los Populares de que van a estar permanentemente señalados por la presumible coalición con Vox. Estarán perdidos, al más mínimo síntoma de andar acomplejados.
Confiemos en que Marga Prohens, Jaime Martínez y el resto de candidatos, asuman con determinación la batalla de las ideas y no se centren solamente en la gestión, porque quien más quien menos ya sabe de sus capacidades; lo que de verdad le importa al electorado, cautivo de la corrección política, es la capacidad de liderazgo de los candidatos del centroderecha, para enseñar los dientes ante las barbaridades de socialcomunistas y los de Més, que es más de lo mismo, y ahora exigiendo el 5% de la ecotasa para ahondar en la inmersión lingüística en sanidad, educación, oficinas de información (we speak catalano only o mallorquino como diría Michael Douglas), señalar al comercio no sumiso y autónomos que se resistan a claudicar. ¿Todo esto lo entiende el PI como prácticas de «un gobierno de centro y moderado»?
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