Esclavo de sus mentiras
El programa económico de Sánchez consiste en un fajo de mentiras y con ellas se ha personado en el Foro de Davos para seguir mintiendo. ¡Hacer el ridículo representando a España!, siempre estuvo entre sus afanes innobles y lo ha vuelto a hacer porque no contiene sus delirios. Con la tesis plagiada oculta en su memoria, se presentó ante un pack de millonarios famosos y les soltó una sarta de memeces por creerse el rey del mambo. Como no controla sus orgasmos mentales, dejó boquiabiertos a los presentes. Bastó ver las caras de asombro de quienes jamás habían visto ni oído a un necio tan difuso como presuntuoso. En 30 segundos improvisó 8 mentiras sobre la economía española o quizá fueran 30 mentiras en 8 segundos. Da igual, el bellaco desplegó su gélido cinismo y no paró de mentir ni de hacer el mayor de los ridículos.
Otra calculada y torpe estrategia más de las suyas es mentir, mentir y mentir hasta que acaben colando sus camelos y parezcan verdades. Pero ni por esas, quedó como un psicópata abandonado de la mano de Dios, mientras sonreía poniendo cara de lerdo. No sedujo a nadie y pasó por Davos con más pena que gloria. Ese triste anorak negro tampoco ayudaba a su look, debió elegir un envoltorio más florido, como el que lució en Oriente, para disimular tan impresionante fracaso.
Javier Milei, presidente de Argentina, lo eclipsó con su valiente discurso en el Foro Mundial de Davos que puede verse en Youtube y puso el foro patas arriba cuando, refiriéndose a Sánchez, dijo: «Ni woke, ni socialcomunismo, ni Agenda 2030, ni nada, sólo el capitalismo libre es exitoso y el resto no es más que dictadura progre». (Abascal le había informado de los números falsos de la economía española que divulga el sátrapa). «Occidente está en muy serio peligro con el socialismo que afana y el feminismo radical». En efecto, repitiendo muchas veces las mismas mentiras, éstas terminarán convirtiéndose en verdades para la masa (la sucia maquinaria sanchista las aplica a sus intereses) y formaban parte del decálogo del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels.
Los tiempos cambian y hoy la obscena y torpe manía de mentir es un asunto de izquierdas. En cuanto la justicia europea derribe la Ley de Amnistía, que está al caer, los separatistas de distinto signo van a tener que irse a planear otro delirante golpe de estado a Caracas, Guernica o Waterloo. Los revolucionarios ya no están de moda. Han perdido el tren. Vuelve Trump y meterá en cintura al esclavo.
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