Por dignidad, Sánchez no puede aceptar los votos de Bildu

Por dignidad, Sánchez no puede aceptar los votos de Bildu

Que Bildu esté dispuesto a favorecer la investidura de Pedro Sánchez no debería sorprender a nadie. Para la formación proetarra es esencial que el candidato socialista siga en La Moncloa. Arnaldo Otegui es consciente de que la continuidad del presidente en funciones es determinante para que su formación pueda seguir teniendo una influencia decisiva en Navarra, donde su apoyo por la vía de la abstención a la socialista María Chivite le ha otorgado una enorme capacidad de influencia.

Por decirlo de una forma muy clara: Bildu gana en Navarra con Sánchez de presidente y Bildu pierde si el PSOE no gobierna en España, una retroalimentación de intereses políticos que el dirigente proetarra tiene muy clara y que se traducirá en el apoyo, como informa OKDIARIO, a una eventual investidura del actual jefe del Ejecutivo en funciones.

Lo que demuestra que la voluntad constitucionalista de la que presume Sánchez se da de bruces con la realidad: su futuro político depende en gran parte de los apoyos de los mismos partidos independentistas que le hicieron presidente del Gobierno. Y éstos, más allá del ruido de fondo, son los principales interesados en que siga en La Moncloa.

Como venimos informando, Bildu está vendiendo muy caro su apoyo al socialismo en Navarra, tanto que en apenas unos meses ha logrado la creación urgente del grupo de trabajo para la plena implantación del euskera en Navarra; el control de las seis secretarías clave en las comisiones del Parlamento foral y el voto del PSN a favor de que se haga con el control local del territorio. Para que luego digan los socialistas que no gobiernan con el apoyo de los proetarras.

Bildu ha encontrado en la figura de Pedro Sánchez un chollo al que hay que mantener a toda costa, mientras que el presidente en funciones ha encontrado en la formación de Otegui el apoyo estructural que necesita para aspirar a seguir gobernando. Por una cuestión de dignidad democrática, Sánchez no puede aceptar los votos de quienes tienen las manos manchadas de sangre.

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