Desenterrar a Franco para enterrar la Transición
De nuevo el PSOE y sus trucos de magia. ¡Miren ustedes atentamente las manos de Pedro Sánchez; nada por aquí, nada por allá y… voilà! De la nada aparece la tumba de Franco. Y mientras un público sorprendido no deja de preguntarse de dónde ha salido ese pedazo de mausoleo que llena el Congreso de los Diputados, Sánchez ha colado su reforma de la Ley de Memoria Histórica en la que desenterrar a Franco es sólo la treta con la que esconde su verdadera intención que no es otra que enterrar la Transición para conseguir que 80 años después la extrema izquierda española consiga por fin ganar la Guerra Civil. Porque a ver quién es el facha que se atreve a oponerse a una ley tan moderna y democrática como ésta que pretende hacer que Franco deje de tener ese pedazo de monumento donde una vez al año un puñado de nostálgicos rinde homenaje al dictador.
La extrema izquierda y todos los partidos nacionalistas, independentistas y proetarras posiblemente no encuentren oposición. Ya está Inés Arrimadas diciendo que Ciudadanos está «abierto a sentarse» con el Gobierno del PSOE para «consensuar una solución» sobre el Valle de los Caídos, ya que «hay que pasar de una etapa de confrontación a una de reconciliación». Y al PP tampoco se le ven muchas ganas de otra cosa que no sea intentar alejar las elecciones para que les dé tiempo a reconstruir algo a partir de los escombros que han dejado Aznar y Rajoy. No parece el partido antes conservador muy dispuesto a dar esta batalla. No podemos olvidarnos de que tuvieron cuatro años de mayoría absoluta en los que no derogaron la nefasta Ley de Memoria Histórica simplemente porque no les dio la gana.
La realidad es que hoy en día a casi nadie le importa dónde esté enterrado Franco. Posiblemente muchos de sus familiares prefieran que se les devuelvan sus restos para que no puedan seguir siendo utilizados políticamente a favor de aquellos a los que derrotó en vida para impedir que España se convirtiera en otra república soviética. Lo que sí debería importarnos a todos, sea cual sea nuestra ideología, es que de rondón nos cuelan la “Comisión de la Verdad” prevista en la misma reforma. Esa comisión que pretende asentar de una vez por todas en el BOE la Verdad Oficial sobre lo que pasó entre el 18 de julio de 1936 y el 6 de diciembre de 1978. Con esta reforma quien se atreva a disentir será condenado a cuatro años de cárcel, sus opiniones serán borradas, sus libros, escritos, documentos y archivos serán destruidos y el portal de Internet que los difunda será bloqueado.
Si Zapatero puso fin al Pacto de la Transición con su Ley de Memoria Histórica, ahora Pedro Sánchez quiere ir un paso más allá y dinamitar todo lo que se construyó entonces. Los españoles edificamos nuestra democracia sobre el olvido y el perdón. Sabíamos que para lograr la paz y la unidad teníamos que absolvernos mutuamente los desmanes cometidos antes, durante y después de la Guerra Civil. Gracias a ese pacto un criminal PSOE logró llegar al Gobierno en 1982 haciéndose indultar un pasado tan vergonzoso que debería haberles hecho liquidar el partido. Pero en vez de eso hoy quieren que el BOE borre sus latrocinios, sus asesinatos y sus golpes de Estado, amordazando a todos los que se atrevan a recordarlos y criminalizando a los que no se traguen sus bulos. La tumba de Franco es el truco para que no veamos la Comisión de la Verdad con la que quieren enterrar la Transición.