El demonio de Maduro
Hay muchos motivos para deprimirse viendo las intervenciones o los discursos de este corrupto dictador que es Nicolás Maduro. Pero, de esos discursos, unos que quizá no tenemos tan en cuenta por delirantes son los que tienen que ver con los poderes ocultos o con el mundo satánico. El dictador bananero no se avergüenza de ponerse ante una cámara y mostrar su nivel intelectual y cultural mostrándose como un auténtico detector de poseídos por el mal. ¿Y en quiénes suele detectar de preferencia al maligno? Pues en los que le hacen más la puñeta, casualmente. En la oposición, por descontado. Pero ha causado sensación que le haya descubierto simbología satánica a Elon Musk, en su perfil y, según él, en «su pecho» (alguna vez que se habrá fotografiado sin camisa, imagino). Para el político caribeño abundan las sectas satánicas, no sólo relacionadas con el poder estadounidense, también en el argentino, encarnado en Javier Milei.
Toda una red satánica de origen fascista, tras la cual estaría, como no, el sionismo. Ya saben, los judíos están en todo lo malo. También en lo satánico. Y eso que, según se dice en las redes (y también en Wikipedia), su ascendencia familiar paterna es de origen judío sefardí. Todos esos piropos -y (sobre todo) formar parte del eje del mal junto a Irán- no le hacen nada querido por los israelís, que lo tienen por un tarado. Dice un tuitero que escribe desde Israel: «Los sionistas dimos el ‘golpe de Estado’ en Venezuela y controlamos todos los medios de comunicación, las redes sociales, y hasta los satélites». Y añade: «Cada uno de sus discursos confirma que este hombre está muy mal de la cabeza. Dudo mucho que sea él quien realmente gobierne a Venezuela. ¡Está desquiciado!».
Uno podría decir que la obsesión con el satanismo es uno de esos mínimos comunes más capaz de reunir a demagogos de bajo coeficiente intelectual de todo el espectro político. Vamos, que es un tema favorito de retardados mentales. Y Maduro no parece exhibir, ni muchas luces, ni un curriculum precisamente intelectual. Maduro recibió clases en el Liceo Urbaneja Achelpohl en el sector Los Rosales de Caracas a los 11 años. Pero, seguramente por motivos familiares (su padre era sindicalista), su primer contacto con la política aconteció cuando se convirtió en miembro de la asociación de estudiantes de su escuela secundaria. A los 15 años fue expulsado del liceo por organizar una movilización estudiantil, pero posteriormente logró finalizar sus estudios secundarios. Nunca fue a la universidad y es conocido que fue conductor de un vehículo público. Aunque tener estudios universitarios no es en absoluto una garantía, desde luego.
Muchas veces los intelectuales difunden grandes barbaridades, pues son capaces de argumentar las mayores insensateces de forma convincente. ¿Es retardado Maduro por esa clase de discursos? En todo caso, no estaría solo, a juzgar por la cantidad de gente que parece comprar sus relatos, satánicos o (peor) de los otros. Por desgracia no tiene que ver con la inteligencia, sino con la credulidad y el populismo. Es más fácil creer que saber, que decía Josep Pla. Aunque criado como católico, se informó que Maduro era seguidor del gurú indio Sathya Sai Baba, conocido por sus milagros, que incluían sanar a los enfermos, leer los pensamientos de las personas e incluso hablar con los muertos. Sin embargo, él mismo se declara cristiano y, en su manera personal de ser un retardado, se aferra al poder con todas las fuerzas, del cielo o del infierno. Y recordemos que es un socialista, gente que deglute inmensas ruedas de molino si les conviene. Yo no creo que tarde mucho Pedro Sánchez en hablar del «satanismo de la oposición». Es lo único que le falta. Y su público tragaría. Anda que no.