OPINIÓN

Sánchez sólo deja tierra quemada a su paso

Sánchez sólo deja tierra quemada a su paso
Luis Balcarce

El sanchismo será recordado por devastar lo público tras convertir la corrupción en política de Estado. En la España de Sánchez, el Estado es un simulacro de instituciones donde ya nada funciona y los ciudadanos son meros espectadores de su propio naufragio. La pandemia nos regaló 150.000 muertos —todo un logro para quienes presumían de que «habría uno o dos muertos como mucho»—, la DANA se llevó por delante 220 vidas más, y ahora los incendios se han cobrado cinco vidas y han devorado 450.000 hectáreas, una superficie que supera a Mallorca entera. Por no hablar del apagón, de la inseguridad, de los okupas y la inmigración ilegal descontrolada.

La tragedia de los incendios no es producto, como nos quiere hacer creer el Gobierno, de un cataclismo natural, sino del fracaso de una administración pública ineficiente que el PSOE utilizó en beneficio propio desde que asaltó el poder con una moción de censura ganada gracias a la trama corrupta de Cerdán y sus negocios con su amigo Antxon y los herederos de ETA.

Recordemos al hoy inquilino de Soto del Real quejándose de que Pedro no podía enchufarlo en Indra «porque era una empresa cotizada». Y no hablamos de «cuatro mangantes» sino de los que cortaban el bacalao en Ferraz. Nadie puede pretender que el Estado funcione si está secuestrado por una banda de gánsteres que utilizaba las empresas públicas para colocar a prostitutas porque «no sólo había que valer para follar», como le confesaba Koldo a Cerdán mientras se lo llevaban calentito en comisiones. Toda una declaración de principios.

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