La degradación moral de la izquierda española
A lo largo de los últimos días se han venido produciendo una serie de acontecimientos que han puesto de manifiesto que la degradación moral de la izquierda española tienen tan pocos límites como los que ha mostrado Pedro Sánchez a la hora de amarrar acuerdos y alianzas anti sistema con el solo objetivo de conseguir y mantener el poder.
Primero fue una comisión del Parlamento Europeo la que instó al Gobierno de España a que pusiera en marcha todas las medidas necesarias para que sean juzgados los 372 crímenes de ETA aun sin esclarecer. Crímenes con autor desconocido por la justicia que suman casi la mitad de los cometidos por ETA, crímenes cuyas víctimas no han recibido justicia ni reparación por lo que centenares de familias no han podido hacer el duelo, crímenes que están prescribiendo y cuyos autores pueden quedar impunes gracias a la desidia del Gobierno de España. Una comisión parlamentaria, por cierto, que vino a España con el voto en contra del Partido Socialista Obrero Español y de sus socios de Gobierno comunistas y extrema izquierda bolivariana, además de sus compañeros de viaje Bildu etarras, golpistas y nacionalistas de todo tipo y condición. Una vez más ha quedado demostrado que los que cacarean la necesidad de implantar la ”memoria histórica” en realidad solo utilizan el mantra para revivir las dos viejas Españas -que sólo existen en su cabeza- mientras se niegan a que haya reconocimiento, verdad, memoria y justicia para todas las víctimas de ETA.
Después, la Comisión Parlamentaria que investiga la anomalía democrática que representa que haya centenares de crímenes sin juzgar en un país miembro de la UE, elaboró un informe sobre los traslados de terroristas a cárceles del País Vasco o cercanas y sobre el cambio de régimen penitenciario que el Gobierno de España está aplicando a centenares de terroristas condenados por crímenes horrendos contra víctimas inocentes. Un informe en el que calificaron los crímenes cometidos por los miembros de ETA como crímenes de lesa humanidad y en el que instaron a las autoridades españolas a que cumplieran con las resoluciones de los tribunales de justicia tanto europeos como españoles y no aplicaran beneficios penitenciarios a ninguno de los asesinos terroristas que se niegan a colaborar con la justicia para, entre otras cosas, esclarecer los 372 crímenes aún sin juzgar. Porque los asesinos que pusieron las bombas o descerrajaron sus pistolas en las nucas de las víctimas son desconocidos para la Justicia, pero son conocidos por los terroristas que negocian con los enviados de Marlaska los beneficios penitenciarios para los miembros de la banda.
Después, gracias a la tarea de la Guardia Civil, hemos conocido que los beneficios penitenciarios de que están gozando centenares de terroristas juzgados y condenados por sus crímenes no se aplican en función de la ley penitenciaria, sino que se negocian entre los jefes de la banda terrorista (que, para que nadie equivoque, ha dejado de matar pero no se ha disuelto) y los jefes de Interior del Gobierno de España. “Este mañana, este pasado, a este otro un poco más tarde, este aquí, este otro allá…”. ETA siempre levanta actas de sus reuniones y de sus acuerdos y la Guardia Civil detuvo en el pasado a más de un comando gracias al incautamiento de esas actas; en esta ocasión las actas han servido para poner al descubierto el colaboracionismo entre el Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez y ETA.
Días después se ha hecho público que la Audiencia Nacional ha revocado el tercer grado de Unai Fano, un terrorista cuyo arrepentimiento no ha quedado demostrado ni ha colaborado con la justicia para obtener un beneficio penitenciario que en este como en tantos casos ha sido aplicado con criterios políticos partidistas, o sea, como consecuencia de un acuerdo ente colegas del Ministerio del Interior y los jefes de la banda terrorista y que responde a los compromisos de Sánchez con Otegi para mantener su apoyo y seguir viviendo en La Moncloa.
Y para finalizar esta entrega y sin ánimo de ser exhaustiva, acaba la campaña de Castilla y León con la llamada del PSOE- a través de uno de sus candidatos a ser elegido representante de los castellano leoneses- a “perdonar a los verdugos”. La calaña moral del socialismo español queda desvelada cuando, en un momento en el que están saliendo a la luz datos sobre la actuación del PSOE y del Gobierno que avergüenzan a cualquier demócrata, esta gente mantiene la complicidad con los terroristas que les apoyan para seguir en el poder. Que habiendo 372 crímenes sin juzgar la prioridad del PSOE sea pedir a las víctimas que “perdonen” a los verdugos (o sea, impunidad para los asesinos) en vez de proclamar que no mantendrán los acuerdos con Bildu ni habrá más beneficios penitenciarios para los terroristas mientras sus defendidos no colaboren con la justicia, muestra la degradación moral de ese partido, de sus dirigentes y de sus silenciosos afiliados y votantes.
Conceder el perdón a quien nos ha humillado o agredido es una decisión personal, intima. Cuando un dirigente político que aspira a representar a los ciudadanos y que pertenece al partido que gobierna en España lanza una soflama dirigida a las víctimas exigiéndolas que perdonen a sus verdugos lo que está haciendo es proclamar su voluntad política de dejar sin efecto la ley, de que no haya ni memoria ni justicia para las víctimas. Cuando tras esa declaración no hay ni un solo miembro del PSOE ni del Gobierno que llame la atención al candidato queda demostrado que esa llamada pública al “perdón” es una declaración dirigida a los Bildu etarras para que sepan que Sánchez seguirá cumpliendo sus compromisos –presos por presupuestos- a pesar de las resoluciones de la UE o de la Audiencia Nacional y de las peticiones de las instituciones de la UE.
Este es el lodo sangriento en el que está refocilándose la izquierda que gobierna España y que pretende seguir haciéndolo de la mano (y en los brazos) de los enemigos mortales de la democracia. Esta es la izquierda que habla de “progreso” mientras teje alianzas y complicidades con la escoria de la sociedad. No habrá días en el calendario para perdonar a Sánchez y a los suyos tamaña traición.
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