La decadencia de RTVE

RTVE Inés Hernand

Como dicen los mexicanos, ¡qué sabia y poética Latinoamérica!: «Usted ordena y yo me jalo la greña», ¿eh, Inés?

Como siempre, los productos culturales son un reflejo de las sociedades mismas, de su idiosincrasia, sus preocupaciones y su nivel intelectual, y lo sucedido este finde en la gala de los Goya con la influencer de turno es paradigmático.

Y no hay que entrar en el maniqueísmo aburridísimo de las derechas o las izquierdas, en esa polarización para débiles mentales, aquí hablamos de algo más y mejor, de lo que somos, de cómo somos y lo que dice de nosotros la televisión pública administrada por el gobierno de Sánchez, con nuestros impuestos, que también habla de nosotros como sociedad.

En efecto, él mismo es buen reflejo de la decadencia del sistema. Y no hablo de sus mentiras ni de sus palabras voladoras, ni de su forma marrullera de conducirse en lo político, sino estrictamente de lo que quedó claro en la gala, jajajjaja, para mí lo más divertido del anecdotario, donde Sánchez -muso es- ya ni disimula, pa qué:

– ¿Cuál es la última película que has visto?- preguntó la joven y tosca reportera.

– Muchas, muchas…

Con respecto a la calidad de los profesionales contratados por la cadena pública, la nuestra siempre ha sido una profesión aquejada de un intrusismo incontrolable donde cualquier buenorro nos tomaría la delantera, sobre todo si era salado o la cámara le quería o era hijo o pareja de… La vida es así… Lo teníamos descontado en la escuela de periodismo.

Lo que nunca imaginamos es que llegaría un Gobierno, rayano en la dictadura, donde la televisión pública se convertiría en un contubernio de zafios sin las más mínimas trazas éticas ni estéticas, sólo por el hecho innegable de que hacen la pelota bien pasada la línea del patetismo desde la psicopatía más absoluta y con unos orujitos encima, supongo, que hacía frío en Valladolid.

¡Pelotas! Sin vergüenza y sin otra cualificación visible, es lo que hay en RTVE y en cualquiera de los alrededores de Sánchez y sus terminales. O al menos mercenarios que no se las tocan, las pelotas, al presidente, cosa imposible si uno pretende informar, que es para lo que estamos, cuando nos gobierna un individuo cuya palabra huele a pedo de borrica vieja.

Pedos, eructos, como los de Inés Hernand, totalmente perturbada y pasada de redbules de principio a fin de la noche; salidas soeces sin rastro de humor ni contexto, desconocimiento del terreno y de las personas a las que entrevistar que no conocía con excepción del «presi»… «Eres un icono, presi, ¡te queremos!». ¿Se puede ser más servil?

Un Sánchez que sólo acude a los eventos donde le dicen bonito… Y no asiste a los funerales de los guardias civiles asesinados…

Me han dicho que Hernand tiró una estatuilla o que se le cayó, que confundió a la representante de María León con la propia María León. «Ay, joder, llevo cinco horas aquí, estoy hasta el coño». A Silvia Abascal, «uy, no sé cómo se llama»…

El Consejo de Informativos de Medios Interactivos de RTVE (CdI) ha comunicado su «rechazo con el tono y el contenido de la emisión de la alfombra roja de los Premios Goya en RTVE Play por parte de una colaboradora externa».

La cuenta de redes sociales de Plataforma TVE Libre ha pedido el despido inmediato de la gachí: «Exigimos a la dirección de RTVE la inmediata rescisión del contrato de esta entusiasta sanchista llamada Inés Hernand, que además de humorista es reportera a sueldo con dinero público en la tele de todos, perdón, de la izquierda y sus socios».

Pero la culpa, con todo y que se orinó, esto sí es muy Almodóvar, no es de Inés. Dura y severa, canceladora robespierina de los que no le llenan los bolsillos, y lamebotas de los poderes, que no tendrán compasión con ella cuando llegue el momento de la guillotina… Ay, amiga, el mal estilo vuelve como un boomerang…

Insisto, el problema no es lo que hizo, el problema es por qué estaba trabajando para RTVE. Y secundariamente, pero con carácter urgente, alguien debería enseñar a chicas como Hernand a no confundir feminismo con fistrismo, humor con vulgaridad, compromiso con resentimiento, buenrollismo majadero con bondad, Arte con mierda frita, progreso con provocación inmadura y empoderamiento con trastorno límite de la personalidad, ¿no?

Lo último en Opinión

Últimas noticias