Continúan los signos de ralentización económica
El BBVA ha publicado su informe trimestral sobre la economía española. Confirma la desaceleración de la economía mundial, especialmente preocupante en China, donde podría haber una caída brusca, frente al deterioro algo más leve de la UE y el comportamiento menos malo de EEUU. Así, confían, no obstante, en medidas que corrijan la desaceleración brusca de China.
Consideran que la inflación se moderará tanto en EEUU como en la eurozona, evitando nuevas subidas de tipos, aunque un efecto importante en ello es el efecto base, no la verdadera reducción de precios. No obstante, estiman que podría, finalmente, materializarse esa caída brusca de China, así como una resistencia mayor de la inflación, que obligase a prolongar la política monetaria restrictiva. Esa mayor resistencia a la inflación podría derivarse del encarecimiento del petróleo, cuyas tensiones actuales son un hecho.
Por otra parte, aunque considera limitados los efectos de segunda ronda, sí señalan que la subyacente se mantiene elevada debido a esos efectos de segunda ronda que siempre, de intensificarse, son muy peligrosos en una economía porque puede generar una espiral inflacionista.
Indican que el mercado laboral se mantiene sólido, pero al mismo tiempo afirma que el sector servicios, sector principal de la economía, pierde fuerza, uniéndose al mal rendimiento de la industria. Esto puede hacer que el mercado de trabajo se deteriore en cuanto el sostenimiento público, vía gasto, y haya que reducirlo. No lo dice BBVA, pero es una posibilidad importante que hay que tener en cuenta.
Mantiene en el 2,4% el crecimiento para España y lo rebaja tres décimas para 2024, hasta el 1,8%, basado en los efectos de la política monetaria y en la caída de la demanda global, que ralentiza el propio componente del consumo, por descenso de exportaciones. Todo hace que se debilite la creación de empleo.
Considera, asimismo, que el déficit público se va a mantener constante en el 4%, de forma que el próximo gobierno deberá adoptar medidas que reduzcan un punto el desfase, para cumplir con los objetivos de estabilidad.
Al mismo tiempo, resalta que sólo la subida del PIB nominal es lo que está mejorando el cociente de deuda sobre el PIB, ninguna otra razón, y que se puede resentir por la subida de tipos y del déficit primario (saldo presupuestario sin intereses de la deuda).
En definitiva, el panorama que dibuja BBVA Research no es muy halagüeño, aunque sus estimaciones no sufren una gran revisión a la baja, pero más que con dichas previsiones modificadas a la baja ligeramente, conviene fijarse en el importante número de riesgos que pueden impactar en un menor crecimiento, como la subida del precio del petróleo (por cada 10% de incremento del precio del petróleo, se resiente el PIB en 3 décimas y la inflación sube entre 2 y 3 décimas); la caída de la demanda externa, que puede deteriorar mucho el crecimiento español si la actividad se reduce mucho en nuestros socios comerciales, por reducción de nuestras exportaciones, por incertidumbres sobre la inflación y la política monetaria y, especialmente, por los riesgos de la economía china, que ahora parece que pueden controlarse pero que concentra diversos riesgos -uno, de potencial impacto altísimo, el inmobiliario- que podrían provocar una turbulencia de dimensiones muy importantes, no contemplado ahora mismo (lo que se llama cisne negro). Por tanto, entrelíneas se ve que hay un claro deterioro de la economía y que las reformas que no se han realizado pueden empeorarla más si se materializan los riesgos descritos.
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