Una chapuza, una chuche, para engatusar al Rey

Una chapuza, una chuche, para engatusar al Rey

De pronto, Sánchez ha dicho: ¡Eureka! Y ha hallado eso que se llama desde hace poco tiempo un “evento” para disimular el enorme ninguneo, el feo castizo y político que perpetró contra el Rey con ocasión de la entrega de despachos a los nuevos jueces. El evento es en realidad una ingeniosidad que se le ocurrió allá por mayo al Consorcio de la Zona Franca de Cataluña y que se denomina “New Economy Week”. Cuatro días plasma va y plasma viene, con sedes en la SEAT catalana, en Movistar Center y en la Estación de Francia de Barcelona. A esta última acudirá el Rey, y en ella, más digital que físicamente, los invitados discutirán literalmente sobre “eventos singulares de Logística, Real State, Industria Digital, “Ecommerce” y Zonas de Economía”. Estas cinco áreas, según informa la organización, se ocuparán principalmente en esta primera edición del “futuro del ladrillo”, una preocupación universal y sin duda de la mayor trascendencia. A toda prisa se ha diseñado el viaje de Felipe VI que, además, se calzará con una visita a la Incubadora de Empresas 3D y Dfactory.

“Que paren las máquinas”, dirían los redactores antiguos de cualquier periódico convencional. Naturalmente, que Su Majestad ha seguido de nuevo las directrices (mejor dicho, las órdenes) de Moncloa y ya sabe a estas alturas que en su pírrica estancia en Barcelona será acompañado (o tutelado, no vaya a ser que al Borbón se le ocurra cualquier desatino) del líder mundial, así se autodenomina él mismo, Pedro Sánchez. En esta ocasión, el Rey ya sabe, así mismo, que el representante ordinario del Estado Español en Cataluña, el presidente en funciones de la Generalidad, Pedro Aragonés, le va a hacer otra extraordinaria pedorreta y no se dignará aparecer por el magno acontecimiento. El socio, cómplice y contertulio habitual del tal Aragonés, Sánchez, no se ha dignado hacer gestión ninguna ante su compinche barriobajero para que, aunque sólo sea por educación, consienta en hacerse una foto con su Rey, Conde de Barcelona, Príncipe de Gerona y qué se yo cuantos títulos más.

La Zarzuela ha aceptado con deportividad y sin rechistar el endoso-visita con Sánchez y recurre casi a las generales de la ley para comentar el caso y para no retroceder a la brutal agresión estatal que recibió hace unos días de “su” jefe del Gobierno. Un tipo éste que ha vuelto a filtrar, sin la menor decencia, a sus congéneres mediáticos otro embuste más; a saber, que la ausencia del Monarca al acto judicial fue pactada cordialmente por los dos palacios, el de la Zarzuela, y el próximo de la Moncloa. Ahora, en la Casa del Rey -estos días aún más prudente de lo habitual, que es mucho- sugiere algo con gran enjundia: “Por nuestra parte -vienen a indicar- hacemos lo de siempre: si en última instancia no hay refrendo, pues no hay acto, ni con los jueces, ni con nadie”. Hay dos términos en esta aseveración sumamente significativos: “última” e “instancia”. Quieran haberlo dicho así o no, los responsables de la Zarzuela afirman de este modo que la institución que toma las decisiones es absolutamente la Presidencia del Gobierno. En el escandaloso caso ya amortiguado por la propaganda oficial, no hubo duda alguna: Sánchez se opuso a la presencia del Rey. Ni más, ni menos: la Zarzuela con esta declaración lo ha confirmado. Los ministros de Sánchez siguen, sin embargo, erre que erre, mintiendo que es lo suyo.

Pero, dejemos el caso. Hoy miércoles el Rey Felipe VI ha presidido (supongo que sí, presidido) la Apertura del Curso de las Reales Academia, desde la que preside Muñoz Machado, la RAE por antonomasia, hasta la de Farmacia, pongamos por caso y sin intención alguna de devaluar su importancia. Pues bien, estas instituciones, que se denominan con gran pompa, solemnidad y tradición, “Reales” hasta este mismo día no han tenido ni la gallardía, ni la oportunidad, ni la obligación siquiera de salir en tromba en defensa de la Corona y de su titular, Felipe VI, sucesor director del fundador de la RAE en 1713, Felipe V. ¿Dónde está, donde se oculta por ejemplo la de la Historia, que data de 1738 y cuya directora es ahora mismo Carmen Iglesias, maestra que fue de Don Juan Carlos I? ¿Dónde está, dónde se esconde la de Ciencias Morales y Políticas que preside el sempiterno Juan Velarde Fuertes? ¿Dónde están los bancos que tanto han paseado por el mundo a Don Juan Carlos? Claro está que estos vergonzosos silencios son compartidos por otras instituciones “Reales” que tampoco se han sentido excitadas en la defensa de nuestro Rey. Las federaciones deportivas, el Real Madrid, todos los Náuticos de país. Porque es curioso, el Barcelona corre más que el Messi de hace unos años, a justificar siempre los desmanes de los independentistas catalanes y todas sus injurias a la Corona, me gustaría personalmente que el Real Madrid saliera a la palestra para demostrar que lleva con orgullo el epíteto “Real”. El Rey Felipe VI, al que la Historia podrá denominar “Rey Felipe VI, El Solitario”, siente en sus carnes la falta de compromiso de sus compatriotas más excelentes. Por eso su papel subordinado parece extraído de una película con descoloridos actores secundarios. Con estricto deber constitucional se centra el Monarca en deglutir las chuches que, tras los varapalos y los insultos, le ofrece el presidente de un Gobierno del Frente Popular cuya única intención es “descoronarle” cuanto antes. ¡Qué bochorno! ¡qué chapuza! ¡qué indigestas chuches!

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