Hay que cerrar los Mossos y crear un cuerpo nuevo

Hay que cerrar los Mossos y crear un cuerpo nuevo

Si algo han demostrado los últimos meses es que los Mossos de Josep Lluís Trapero —aún en libertad sin ni siquiera aportar una fianza— actuaron al más puro estilo de una policía política de una dictadura. Ahí está el espionaje a la Casa Real y a los representantes de los partidos constitucionalistas en Cataluña. Un cuerpo policial al servicio de los independentistas y de ese golpe de Estado con el que trataron de subvertir la legalidad vigente en España. El comportamiento de la policía autonómica catalana sólo deja una salida: hay que cerrar los Mossos y crear un cuerpo nuevo.

A los catalanes no se les puede negar un derecho que recoge su propio Estatut, pero la ingente cantidad de material probatorio demuestra la lealtad a los separatistas de los mandos y de una gran cantidad de agentes. ¿Cómo va a confiar un ciudadano de a pie en la limpieza de un cuerpo que actúa al margen de la legalidad? Unos hombres y mujeres que deberían servir al ciudadano, sin distinción de ideologías, y que está demostrado que actúan fundamentalmente por los intereses políticos de los golpistas.

 El jefe de Estado también estaba bajo la vigilancia inquisitiva de los Mossos del mismo modo que lo habían estado líderes de la España constitucional como Albert Rivera, Alberto Fernández o los ex presidentes de Sociedad Civil Catalana (SCC) Josep Ramon Bosh y Mariano Gomá. Prácticas que denotan que Cataluña ha estado dominada por un estado policial que recuerda a una dictadura sediciosa más que a la región de un país libre como España. Todo por obra y gracia de la muy preocupante tendencia autoritaria del independentismo catalán, que se sirvió de la activa inacción de los Mossos para asediar instituciones del Estado y celebrar una consulta prohibida por el Tribunal Constitucional.

Del mismo modo que han utilizado los medios públicos de comunicación para controlar las mentes, han usado al cuerpo autonómico de policía para tratar de controlar los actos de personas decentes. Una trayectoria tan siniestra que ahora, y bajo el control del artículo 155, obliga a que los Mossos sean reformulados de manera drástica. Guardia Civil y Policía podrían aportar agentes para compensar el desmantelamiento de los Mossos sin perjudicar las tan importantes y críticas tareas de seguridad. Lo que no se puede consentir bajo ningún concepto es que tanto los políticos como la Casa Real —máximos representantes de todos los ciudadanos— sean víctimas de una policía que por sus hábitos de actuación recuerda más a la Stasi de la República Democrática Alemana (RDA) o a la mafia más a un cuerpo policial digno.

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