Ayuso, emisaria del feminismo
Los buenos gestos dicen bastante más que la fácil propaganda. Con motivo de la final de la Supercopa en Yeda, ciudad saudí a orillas del mar Rojo, constatamos que la monarquía absoluta sigue en sus trece, tomándose los derechos humanos a beneficio de inventario. Conviene recordar que las leyes religiosas de los jeques condenan a muerte al homosexual y lapidan a la mujer adúltera. Por eso merece un largo elogio la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Sólo una persona resuelta se atreve a volar a un país indecente con la mera disculpa de arropar a dos equipos del foro, presentándose en el estadio King Abdullad, a cuerpo valiente, sin velo, para sacarle los colores a esos cafres que insisten en denigrar a la mujer. Una política femenina como Ayuso, ha dejado en ridículo a las feministas bolcheviques.
Cabía esperar que Rita Maestre, reconcomida de envida por las mil felicitaciones que ha cosechado la presidenta aprovechase la ocasión y saltara a la palestra cantando una linda letra, seguramente debida al blando de Errejón y que nos recuerda los rancios días del cuplé: “Sí Díaz Ayuso quería hacer algo por las mujeres en Arabia Saudí, podría haber denunciado injusticias como que haya mujeres en la cárcel por defender sus derechos”. El compositor de “En Venezuela se come tres veces al día”, ducho en el manejo de las maracas, se ha superado. Y no digamos esa tiple tan boba, pues con el mismo arrojo que desnudó sus pechitos de gacela en una iglesia católica, podría haberse ido a Yeda a enseñarlos en una mezquita. El dúo melómano de Más Madrid, debe representarnos en el certamen de Eurovisión. El feminismo comunista aún crea tendencia.
Actualmente, 1.500 millones de personas del orbe profesan el Islam, donde es uso obligado el velo entre las musulmanas, sin importarle a los falócratas que oculten sus rostros tras un hiyab, burka, niqab o chador, siempre que no dejen de hacerlo, obligándolas a ser sumisas en grados delirantes y a que acepten cualquier tipo de humillaciones. El valiente gesto de Ayuso, atreviéndose a comparecer sin velo ante tales jeques totalitarios, demuestra la mujer libre y rebelde que es y ha obtenido enorme resonancia en el mundo del feminismo. Isabel vestirá pasada de moda, pero resulta muy convincente y mucho más dulce que todas las feministas juntas. A los machistas de Arabia hay que plantarles cara, según hizo ella. Quien no respete a una mujer, a tomar por saco, como pregona Beatriz Gimeno, la nueva directora del instituto de la mujer que anima a penetrar analmente a los hombres para alcanzar la igualdad. Yo ya no sé quién tiene razón… Vivimos entre abusadores y abusadoras.
Ayuso me va, lo digo con respeto. Sus formas, hechos y dichos son de admirar. Si lo de ir a Arabia Saudí desprovista de velo lo hubiera hecho la ministra Irene Montero, ahora estaría poniéndola por las nubes el motorizado Echenique, el mismo justiciero que ha puesto a caer de un burro a la presidenta Ayuso. ¿Eso también es igualdad?