Aunque Sánchez se parapete en los Goya, no se le pueden poner puertas al campo
Las protestas de los agricultores no ceden y las tractoradas se extienden por toda España ante la impotencia de un Gobierno que busca a la desesperada estigmatizar a los convocantes de las marchas. Es lo de siempre, el mantra recurrente: que si la «extrema derecha» está detrás de las protestas, que si los agricultores se han sumado a una estrategia para tumbar al Ejecutivo, que si estos hacen lo mismo que Tsunami, toda una catarata de descalificaciones acompañadas de la orden a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de emplearse con firmeza contra los manifestantes para evitar que las protestas se desborden. La consigna del Gobierno es impedir por todos los medios que los agricultores tomen Madrid y, más concretamente, conviertan Ferraz en la zona cero de su indignación. Cualquiera que ose acercarse a la sede socialista, ya se sabe, será sospechoso de formar parte de la «fachosfera», ese espacio donde Sánchez mete a todos los que no le bailan el agua. Por si fuera poco, la plataforma Defensa del Sector Transporte se sumará a las marchas. Además de Madrid, Valladolid, donde este sábado se celebra la ceremonia de los Goya, se ha convertido en objetivo preferente de los agricultores, pues el acto contará con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, además de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; y los dos ministros de Valladolid, Ana Redondo (Igualdad) y Óscar Puente (Transportes).
El mundo del cine no es precisamente territorio hostil para la izquierda, por lo que será interesante comprobar cuál es la posición de este sector baluarte del progresismo frente a la tractorada que prepara la gente del campo y los probables pitos de los agricultores a los miembros del Gobierno, si es que Marlaska les deja acercarse al lugar donde se celebrará el acto. Será curioso comprobar cómo se posiciona el cine ante las reivindicaciones de los agricultores. En todo caso, las protestas han desbordado a un Gobierno que ha centrado todas sus energías en la ley de amnistía y se ha olvidado de gestionar los problemas reales de la gente.