Amnistía: vergüenza, traición, fraude electoral y corrupción

Amnistía

A cambio de los 7 votos que le permitieron ser investido presidente, Pedro Sánchez ha pagado el chantaje que los golpistas le exigieron. Contradiciendo todo lo que prometieron horas antes de las elecciones de julio, cuando todos los socialistas pidieron el voto asegurando que no habría amnistía porque era inconstitucional, en lo que debería considerarse un claro ejemplo de fraude electoral. Pagando con la dignidad del Estado por interés exclusivamente personal y egoísta, en un evidente prototipo de la mayor de las corrupciones políticas.

Sin duda, la amnistía es fraude electoral y corrupción y deja una mancha que jamás podrá borrarse de los currículums de los 121 diputados socialista que, a voz en grito, han ido votando ‘sí’ uno tras otro, poniendo su firma al acto que debería representar el final de los 145 años de sangrienta historia golpista, terrorista y corrupta del PSOE. Dios le prometió a Abraham que no destruiría las corrompidas Sodoma y Gomorra tan sólo conque entre sus habitantes hubiera «diez justos». Hoy habría bastado que en el PSOE hubiera habido un par de justos para que la amnistía no hubiera sido aprobada, pero el resultado final de la votación, con 176 votos favorables frente a sólo 172 en contra, condena a España a la vergüenza. En palabras de Feijóo: «Hoy hemos asistido al acta de defunción del PSOE». ¡Ojalá! Ya me gustaría a mi ser tan optimista como el gallego, pero de este PSOE hay que esperar siempre lo peor.

La mejor crónica de lo ocurrido la han hecho, como siempre, los independentistas, de los que no se puede exigir mayor sinceridad. «Hoy no se perdona, hoy se gana una batalla del conflicto que hace siglos que existe entre dos naciones, la nación catalana y la nación española. Esta ley no es perdón ni es clemencia, es victoria. No habríamos llegado a este extremo si el Estado español hubiera hecho una transición democrática real. Después de hoy, la lucha continúa», ha afirmado Míriam Nogueras, de Junts. «Señorías, si tienen memoria me comprenderán. Próxima parada, referéndum. Y quien lo menosprecie que recuerde que nos dijeron que la amnistía era imposible y hoy la estamos votando. Así que próxima parada, referéndum», ha dicho Gabriel Rufián, de ERC. Ni paz ni concordia, como la justifica Sánchez, mintiendo. Humillación y chantaje, eso representa esta amnistía.

Hoy es el día también de recordar las palabras de la máxima autoridad del Estado español, por mucho que le pese a Sánchez, Su Majestad el Rey Felipe VI, quien el 3 de octubre de 2017, en un discurso memorable nos dijo a todos los españoles que, los hoy amnistiados, «se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia; han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común». Pero además de ese atentado contra la democracia española, los 121 diputados socialistas también han amnistiado hoy el robo, la malversación y los atentados terroristas cometidos por todos los golpistas amnistiados.

Recordemos que Sánchez no dimitió cuando se supo que le habían escrito su tesis doctoral fake plagiando párrafos enteros de informes y papeles del Ministerio de Industria. Ahora vemos que tampoco va a dimitir cuando los jueces de la Audiencia de Madrid han avalado la imputación de su mujer por los delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios, presuntamente cometidos amparándose en su cargo de presidente del Gobierno. Ambos hechos confirman que Sánchez es un sinvergüenza capaz de cualquier cosa para aferrarse al poder. Pero hay otros 120 diputados del PSOE que hoy se han retratado junto a él, diputados de las 50 provincias españolas que tendrán que pasear por las calles de sus ciudades con la cabeza gacha y camuflados para que nadie los reconozca. Vergüenza, traición, fraude electoral y corrupción son los sustantivos que a partir de hoy definen a todos los socialistas.

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