Ahora Sánchez es el campeón de la economía

La ventaja sustancial para un político sin escrúpulos es que puede afirmar una cosa y la contraria en menos de media hora. La ventaja que detenta un dirigente sin pudor es que puede desdecirse en hechos en menos que canta un gallo.

El mismo jefe de Gobierno que ha colocado al reino de España en  default financiero; el mismo que ha aumentado el gasto público en proporciones inasumibles; el mismo al que le ha importado una higa el desmadre en las cuentas públicas, aparece ahora como el campeón de la ortodoxia fiscal y paladín de la recuperación económica.

Sánchez en estado puro. Los que deberían haber puesto el grito en el cielo ante tamaños dislates -lógico cuando se acuesta uno con reconocidos comunistas-, por resultar los principales damnificados (empresarios) se han venido callando como chinches, entre otras cosas, porque la supervivencia depende de la graciosa voluntad del mandarín monclovita. Ahora, empiezan a abrir el pico, temerosos ante lo que se avecina. Los que tiene el privilegio de que el conducator les franquee su puerta mascullan, tímidos, que hay que poner orden porque el carajal es total.

Los asesores/visitadores sanchistas han convencido a Sánchez, ¡gracias, por todo, Pedro!, de que a partir de ahora la partida se juega en la economía. De nada le servirá las invocaciones ideológicas para mantenerse en el poder (zurcir todo el país de “ultraderechistas”) si la gente a duras penas puede llegar a final de mes. ¿Resultado? Que se ha lanzado en “modo Sánchez” como un desaforado a lucir camiseta de campeón económico y a repetir sin enrojecer que la izquierda gestiona mejor las crisis económicas que los liberales. Y se queda tan ancho.

En los próximos tiempos oiremos cosas a tal respecto que nos helarán las neuronas. Las gritará el campeón económico con el desparpajado y hasta la desfachatez que le son tan propias. Sin inmutarse. No explicará los bokassianos gastos corrientes que endosa al contribuyente (Falcon, Super Puma, asesores, palacios vacacionales, etc.); tampoco que el Estado que él gestiona gasta a diario 324 millones de euros más de los que ingresa, que la bajada del paro es una noticia fake y que los fondos europeos sólo llegarán cuando se pidan mediante proyectos serios, viables y creíbles.

De modo y manera, mis queridos amigos, que aquí está Pedro Sánchez, el campeón de la economía, la seriedad y la ortodoxia fiscal y el paladín de la austeridad.

Se lo tengo dicho: a partir de ahora no se sorprenda de nada.