Comunidad de Madrid

El Gobierno de Ayuso acusa a Sánchez de blanquear a ETA con «instrumentos de un régimen totalitario»

Lo ha culpado de "llevarse por delante la memoria de 853 asesinados" y ha recordado la "limpieza étnica" de los años del plomo

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Paula M. Gonzálvez

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha acusado a Pedro Sánchez de utilizar «uno de los instrumentos básicos de todo régimen totalitario que se precie» con el fin de «blanquear» a ETA y sus «actos sanguinarios». El consejero de Presidencia, Miguel Ángel García Martín, ha sido tajante en el II Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo al hablar de la relación entre Bildu y el Gobierno este miércoles, que coincide con el primer día de reflexión del presidente tras cancelar su agenda pública para desaparecer 5 días.

El consejero se ha referido con esos «instrumentos totalitarios» a «la tergiversación de la Historia y el borrado de las huellas del pasado» del que acusa a Sánchez, que se ha querido asegurar así un bloque parlamentario que le sostenga en el poder. Una estrategia «premeditada de blanqueamiento del terrorismo», ha detallado, que llevó a cabo «primero José Luis Rodríguez Zapatero y ahora, con más fuerza, Pedro Sánchez». Así lograron también la complicidad del «extremismo de izquierda que daba apoyo ideológico a las acciones sanguinarias de ETA», para salvar su «disminuido soporte electoral».

Han querido «ocultar el pasado criminal de sus socios» y «dieron por buena la existencia de un supuesto conflicto político entre el País Vasco y España», ha añadido, y para ello han desarrollado un «cinismo cruel hacia las víctimas», que solo le importan como «un elemento más para alcanzar el poder». De hecho, el consejero ha cargado contra Sánchez y contra Zapatero por «llevarse por delante a memoria de las 853 personas asesinadas -22 de ellas niños- y a las más de 7.500 víctimas» con su programa de «olvido selectivo».

Asimismo, en una clara alusión a Zapatero, ha recordado que a los terroristas de ETA «se les derrotó con la fuerza de la Ley, del Estado de Derecho y con la acción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», por lo que dejaron las armas «porque estaban vencidos», pese a que este ha sido un logro que siempre se ha atribuido el ex presidente socialista.

El desarme de los terroristas fue la primera batalla ganada y «ahora vamos a ganar la batalla del relato», ha subrayado García Martín. Los etarras fueron «unos vulgares y cobardes asesinos» y sus acciones «despiadadas» no tienen justificación «ni política, ni ideológica, ni identitaria», ha declarado.

Según las palabras del consejero, el Gobierno y sus socios están engañando a las nuevas generaciones «con el peligroso mensaje de que, en la guerra que ellos han imaginado, los terroristas eran héroes y sus delitos el medio necesario para lograr sus objetivos políticos legítimos», algo que «no van a permitir» desde la Comunidad de Madrid, que trabajará para mostrar «la crueldad de los verdugos y el dolor de las víctimas» y para poner de manifiesto «el chantaje terrorista y la resistencia democrática».

Otra de las denuncias del consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local ha sido la distinción del Gobierno entre «terrorismos de alta o de baja intensidad» o entre «terrorismos inaceptables y disculpables», pese a que todos utilizan unos medios similares, «la sangre y el miedo» para «poner en jaque el marco constitucional que garantiza nuestra libertad, nuestros derechos ciudadanos y la existencia de la democracia».

El reconocimiento a las víctimas del terrorismo, ha reconocido el consejero madrileño, ha sido «un camino lento» desde que en los «años de plomo» se sumaban «el desgarro del dolor por el asesinato, el abandono y el aislamiento», mientras que los terroristas tenían el apoyo de unos «con sus actos y de otros con sus silencios».

«Limpieza étnica»

Al aludir a los años del plomo, Miguel Ángel García Martín ha mencionado a los «centenares de miles de vascos que se vieron obligados, para salvar sus vidas, a abandonar sus hogares y a iniciar una diáspora por el resto de España, como consecuencia de lo que ha definido como «un ejercicio de auténtica limpieza étnica»: «¿También debemos olvidarlo». Al hilo de esta reflexión, ha citado al Premio Nobel Eli Wiesel, escritor que sobrevivió a los campos de concentración nazis: «El olvido no es la solución, sino dar la razón a los asesinos que querían destruir a las víctimas y su memoria».

Finalmente, se ha centrado en Madrid, que «nunca ha sido insensible a las víctimas del terror» cuyas vidas «se vieron truncadas para siempre». De hecho, se ha referido a la ciudad como «la capital de una nación que durante más de un siglo ha sido duramente golpeada por acciones terroristas de diverso signo» y repleta de calles que «han sufrido los ataques más severos y crueles, entre ellos, hace 20 años, el más grave y sangriento de nuestra historia, y también de Europa».

Por todo lo pronunciado, entiende que mantener la memoria de las víctimas es tanto «un acto de justicia hacia ellas» como un «ejercicio necesario de cautela», para evitar que en el futuro la historia se repita. Porque, ha insistido, hay que «prevenir de la apatía y la inacción ante el mal a los hombres y mujeres del futuro. El mayor apoyo para la injusticia es la indiferencia de los hombres buenos».

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