Juegos Olímpicos de París

Jordan Díaz, el campeón olímpico que huyó del comunismo: «Vine a España para hacer historia»

El saltador huyó de Cuba y se instaló en España hace tres años

Los tres medallistas olímpicos del triple salto huyeron del régimen cubano

¡Jordan Díaz vuela hasta el oro en triple salto!

Jordan Díaz España
Jordan Díaz no olvidó la bandera española en su celebración olímpica. (Getty)
Guillermo Sáez

Hace tres años, la selección cubana de atletismo visitó España en su plan de preparación para los Juegos Olímpicos de Tokio. Era la oportunidad que Jordan Díaz estaba esperando. Mientras sus compañeros tomaban un vuelo rumbo a Noruega para disputar una competición, el flamante campeón olímpico se dio a la fuga y viajó hasta Zaragoza para reunirse con un familiar. Había desertado del régimen comunista cubano. Solo tenía 20 años y su vida había cambiado para siempre.

«Con aquella decisión sacrifiqué ver a mi familia, que está en Cuba. Fue una decisión bastante difícil, pero si tuviera que volver a tomar la misma decisión diez veces, por Dios que las diez veces la volvería a tomar», explica Díaz a la prensa española en las entrañas del Estadio de Saint-Denis, unos minutos después de conquistar el oro olímpico en triple salto.

El podio de esta prueba en los Juegos Olímpicos de París no puede ser más significativo: a él se suben tres atletas cubanos de nacimiento y ninguno viste el uniforme del país caribeño. Junto al español, aparecen su gran rival, el portugués Pedro Pichardo, y también Andy Díaz Hernández, que defiende el color azul de la selección italiana.

«El trabajo de base en Cuba es increíble. Cuando los deportistas se van de Cuba ya llevan una base bastante buena, llegamos aquí y solo hay que ajustar ciertas cosas. Y sale todo bien por la tranquilidad que te aportan los países exteriores y otras cositas más…», deja caer Díaz, con esos puntos suspensivos donde caben tantas cosas de las que carecía en Cuba y que ahora sí tiene en España.

«Vine a España con el objetivo de hacer historia y es lo que acabo de hacer. Y esto solo es el principio. Hay que seguir para lo que viene, el próximo año hay campeonato del mundo y habrá que estar ahí entre los primeros. Habrá que lucharlo todo», explica con ambición, justo después de hablar con su familia, condenada a disfrutar sus éxitos a miles de kilómetros de distancia. «Estaban súper contentos. Les he dicho que bebiesen lo que no estaba escrito», dice el atleta, pura espontaneidad.

«Me la pela el récord del mundo»

A sus 23 años, y completamente asentado en el grupo de trabajo que su compatriota y también campeón olímpico Iván Pedroso tiene en Guadalajara, el único objetivo de Díaz es seguir sumando medallas con España sin mirar a las marcas. «Me da completamente igual el récord del mundo. Si sale en alguna competición, ya saldrá. Si no, me da igual. Puedo terminar mi carrera sin hacer récord del mundo. Me la pela», zanja entre las risas de los periodistas.

Ese récord, uno de los más antiguos del atletismo, no está tan lejos: Jonathan Edwards saltó 18,29 hace casi 30 años, unas de las plusmarcas más antiguas del atletismo y Díaz llegó hasta 18,18 este mismo año en Roma. Pero este tema al habanero se la… Pues eso. Para despejar cualquier duda sobre la final de París, Díaz dejó claro que ir más allá de los 18 metros no estaba dentro de sus planes. «Estaba hecho mierda», reconoce, con esa naturalidad tan cubana que ahora también comparte con sus compatriotas españoles.

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