Damián Quintero, la leyenda del karate forjada en una playa
Para muchos niños, Karate Kid fue algo más que una simple película. Cuando Damián Quintero se mudó junto con su hermana y sus padres de Buenos Aires a Torremolinos (Málaga) en 1989, nadie nunca se pensó que de la playa de La Carihuela saldría todo un subcampeón olímpico en karate.
Damián creció entre hamacas, espetos y carreras por el concurrido paseo marítimo. Probó en waterpolo y baloncesto, pero él sabía desde el primer momento que lo suyo iba a ser el karate. Ver al señor Migayi y a Daniel Larusso entrenando en la playa en Karate Kid era una imagen que se le había quedado en la retina. «Vi de pequeño la película bastante veces, creo que como todos los de mi generación», admite entre risas. «He visto un capítulo de Cobra Kai (la continuación de la serie) y no me ha convencido porque no es karate puro», comenta.
Ante el empeño de su hijo, su madre le apuntó al gimnasio Goju Ryu para que hiciese karate como cualquier niño normal. Allí conoció a su primer entrenador y amigo Lorenzo Marín y juntos forjaron una alianza que se ha perpetuado en el tiempo como padre y mentor espiritual. Con apenas 13 años, Damián ya se convirtió en todo un fenómeno tras proclamarse campeón de España en categoría infantil.
Quintero empieza a acumular éxitos por cada categoría que pasa y a los 18 años se le presenta un tren que le cambió la vida. Abandonó su querida Torremolinos para irse a vivir a Madrid y estudiar y ser deportista de élite al mismo tiempo. Damián vivió en la Residencia para Deportistas ‘Joaquín Blume’, acude cada día a entrenar al Centro de Alto Rendimiento (CAR) y además empieza a cursar sus estudios como Ingeniero Aeronáutico, carrera que tiene terminada.
En ese primer año en Madrid conoce a Miguel Ángel López, el entrenador que le ha acompañado desde entonces y al que se ha unido Jesús del Moral. El tridente ha revolucionado el mundo del karate español y europeo. Damián Quintero gana su primera medalla de plata en un Europeo en 2004 y desde entonces acumula seis campeonatos continentales, dos Juegos Europeos y dos platas Mundiales en categoría individual.
«Esto es lo que me falta y lo voy a conseguir, cueste lo que cuesta», nos comentaba Damián Quintero en la previa al campeonato. Con 37 años y una historia que da para serie de Netflix, el boenarense-malagueño –aunque no tiene acento argentino por ninguna parte– ha cerrado el círculo a una carrera que tiene todos los logros posibles. Sus amigos ya le están esperando con buen espeto y una cerveza bien fría en La Carihuela.