"Mi fe no juego un juego"

El cristianismo reacciona en masa contra la ceremonia ‘woke’ de los Juegos Olímpicos

Muchos atletas que participaron en la ceremonia de París están indignados por el uso de su imagen

Casi nadie comprende los motivos que llevaron a la organización a aceptar un espectáculo de drag queens

Francia debate tres días después los errores que tuvieron en su presentación de cara al mundo

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La representación de la última cena con 'drag queens' ha incendiado al cristianismo.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Francia ha quedado muy tocada de cara a Occidente tras una incalificable ceremonia woke de apertura en los Juegos Olímpicos de París que culminó con un espectáculo de ‘drag queens’ mofándose del cristianismo. Esta religión sigue siendo la mayoritaria en el país galo y a nadie le hizo ni una pizca de gracia lo acontecido en el río Sena en un acto donde ese colectivo poco o nada tiene que ver.

«Está claro que nuestra intención no era faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, nuestra intención era mostrar tolerancia y comunión. Si alguien se ha sentido ofendido, le pedimos disculpas», declaró Anne Descamps, la Directora de Comunicación de París 2024 en un intento por quitar hierro al asunto.

Francia ha enfadado al mundo con esta representación haciendo viral un hashtag #Bastadeofensas y un montaje en el que aparecen los aros olímpicos tapados por una cruz cristiana con un mensaje «Mi fe, no es un juego». La metedura pata no tuvo paragón hasta tal punto que muchos pidieron al ideólogo Thomas Jolly que explicase los motivos que le habían llevado a hacer esto.

El jefe ‘woke’ se defiende

Sus explicaciones nos muestran a una persona que no parece ser consciente del daño que hizo. «La idea era crear una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo. Nunca encontrarán en mí o en mi obra ningún deseo de burlarse o denigrar a nadie. Quería crear una ceremonia que reparara y reconciliara». Desde luego, la paz no la consiguió el bueno de Jolly por mucho que vendiese ese concepto.

De hecho, muchos atletas que son cristianos –que por cierto es la religión mayoritaria en los Juegos– se sintieron ofendidos al saber que habían participado en esta farsa. El Obispo designado para estar en los Juegos, Emmanuele Gobilliard, no se tragó las excusas dadas por el creador de la ceremonia olímpica.

«Nos han herido profundamente. El espíritu olímpico, que es un espíritu unificador, un espíritu de paz, ha sido herido y lo que se ha creado, sea cual sea la intención de las personas que lo hicieron, es división. He tenido noticias de atletas que se han sentido heridos por esta secuencia, y que ahora piden poder concentrarse en sus pruebas», dijo el prelado en unas declaraciones que han vuelto a sembrar un clima de división en Francia.

Si la ceremonia de inauguración fue bastante mala por la lluvia y por la lejanía entre público y atletas, estos ritos ‘woke’ no hacen más que enturbiar el buen ambiente que ha rodeado históricamente a los Juegos Olímpicos. Muchos atletas se sintieron utilizados para fines políticos con este tipo de actuaciones y la imagen dada por el Comité Olímpico Internacional está muy lejos de ser una institución ejemplar.

Tres días después del final de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, las televisiones francesas siguen debatiendo y debatiendo los motivos de este ridículo a nivel internacional que dio el país e incluso muchos apuntan una teoría. «Con Mahoma no se hubiesen atrevido» y eso que los musulmanes no representan ni el 20% de la población en Francia.

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