La compra del Villa Magna se hizo 4 meses después de que OKDIARIO desvelara los audios de Corinna

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Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
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El 20 de noviembre de 2018, el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause cerraba la compra del lujoso hotel Villa Magna, en Madrid, por un montante de 210 millones. Esta operación se llevó a cabo tan sólo cuatro meses después de que OKDIARIO desvelara el 11 de julio de 2018, en exclusiva, los audios de Corinna, en los que quedó al descubierto la trama de testaferros, cuentas en Suiza y fundaciones con las que Juan Carlos I trataba de ocultar al fisco español su fortuna. Tan sólo unas semanas después, ya en agosto, el fiscal suizo Yves Bertossa abrió diligencias para investigar si el Rey emérito había incurrido en un delito de blanqueo de capitales.

Resulta llamativo que esta apuesta inmobiliaria en la que el testaferro del Rey emérito desembolsó 210 millones de euros para hacerse con el icónico hotel se produjera al poco tiempo de destaparse que el monarca tenía una cuenta en el paraíso fiscal suizo y que parte de su fortuna estaba oculta bajo la identidad de Álvaro de Orleans de Borbón y del abogado Dante Canonica, dos de los testaferros que Juan Carlos I había utilizado para gestionar sus cuentas suizas, en las que ingresó sumas millonarias que luego servían para pagar sus viajes de placer.

 

El 11 de julio de 2018 OKDIARIO publicó los audios que el comisario José Villarejo había grabado en junio de 2015 a Corinna Sayn-Wittgenstein en su mansión londinense de Eaton Square. Entre otras cosas, la princesa de origen germano desveló que Juan Carlos I tenía cuentas en Suiza a nombre de su primo Álvaro de Órleans y el abogado Dante Canónica. Supuestamente, esas cuentas bancarias se abrieron para gestionar, entre otras cosas, las presuntas comisiones millonarias recibidas por el AVE a la Meca, los regalos de sumas millonarias y propiedades que ha intentado ocultar a lo largo de muchos años.

A las pocas semanas, el fiscal suizo Yves Bertossa abrió las diligencias P14783/2018, y a partir de ese momento comenzó la ronda de declaraciones ante la Fiscalía suiza de los implicados. Uno de los primeros en declarar ante el fiscal fue Álvaro de Orleans, primo de Juan Carlos I y señalado por Corinna como testaferro del Rey emérito. Su comparecencia ante el Ministerio Público suizo se produjo el 10 de octubre de 2018.

Álvaro de Orleans confesó que en 2009 ingresó un cheque por valor de 4,2 millones de euros en la Fundación Zagatka, de la que era beneficiario Juan Carlos I. El primo del Rey emérito aseguró que el dinero provenía de una operación profesional de intermediación en la venta de unos terrenos en Playa del Carmen (México) realizada con la constructora OHL. Esta constructora la presidía Juan Miguel Villar Mir, amigo del Rey Juan Carlos.

Cuando la Fiscalía suiza está en plena investigación, otro testaferro de Juan Carlos entra en acción con una importante operación inmobiliaria. Allen Sanginés-Krause comienza la negociación con un holding turco a mediados de octubre de 2018 para comprar el hotel Villa Magna, cuando el foco estaba puesto en Álvaro de Orleans y Dante Canónica.

Cuatro años después de la compra del Villa Magna, el 20 de noviembre 2022, RLH dio un pelotazo con la venta del emblemático hotel más el Bless Madrid –también de lujo– a Sancus Capital Partners, un fondo de inversión que había sido creado en marzo de 2021 por Borja Escalada cuando era consejero delegado (CEO) de la sociedad mexicana RLH Properties. El montante de la operación fue valorado por fuentes financieras en más de 300 millones de euros.

Testaferro desde 2014

La relación entre Juan Carlos I y Allen Sanginés-Krause se remonta mucho más allá de 2018. Un email de José Fanjul, íntimo el Rey emérito, a la princesa Corinna desvela que el empresario mexicano afincado en Londres se había convertido en el asesor financiero del ex monarca tras su abdicación.

La confesión a Corinna del multimillonario de ascendencia cubana se producía a primeros de noviembre de 2014, unos meses después de su abdicación. El ya Rey emérito había iniciado un sinuoso proceso para recuperar los 65 millones de euros que había donado a la princesa alemana. Pero Juan Carlos I se negaba a cumplir la primera exigencia que le imponía Corinna: reconocer que el dinero de la donación había sido suyo y depositado en una cuenta bancaria de la offshore panameña Lucum de Ginebra, a espaldas de la Agencia Tributaria de España.

En ese proceso para recuperar el dinero de la donación, Juan Carlos I usó como intermediarios a Fanjul, Sanginés y al abogado suizo Dante Canonica, que había gestionado en 2012 todos los movimientos legales para traspasar a Corinna el dinero regalado por la monarquía saudí.

El email de José Fanjul coincide con las fechas en las que el rey el azúcar y Sanginés se reunieron con Corinna en el hotel Claridge de Londres, el 2 de noviembre de 2014. Ambos pretendieron convencer a la princesa alemana para que llegara a un acuerdo con su ex pareja sentimental. La respuesta fue la misma: «Hay que hacerlo todo legal, si no, incurriremos en un delito de blanqueo de dinero».

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