Francisco González dio 1.400.000 € al ministro Rato para cancelar un impago al propio BBVA de 965.000

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Oficina de BBVA en Madrid (Foto: BBVA)

Otra de las informaciones por las que el presidente del BBVA ordenó investigar a Eduardo Inda fue publicada el 2 de octubre de 2015, con el siguiente titular «Francisco González dio 1.400.000 € al ministro Rato para cancelar un impago al propio BBVA de 965.000».

La noticia explicaba que el entonces copresidente del BBVA, Francisco González, concedió en 2000 un crédito de 235 millones de pesetas –1,4 millones de euros– al grupo empresarial del vicepresidente económico Rodrigo Rato para cancelar un crédito que «había vencido el 30 de noviembre de 1999 por un monto de 150 millones de pesetas [901.516 euros]», pero que con los intereses de demora ascendía a 160 millones (965.225 euros).

La operación supuso una extraña maniobra bancaria: en lugar de actuar frente al impago del crédito y de sus intereses por demora, el BBVA le otorgó un nuevo crédito a un cliente moroso pero avalado por el inmenso poder del cargo de ministro de Economía.

Este aparente nuevo trato de favor al grupo Rato ocurrió sólo un mes después de que asumiera la copresidencia del BBVA Francisco González. Llegó al cargo por su designación en 1996 por Rato como presidente de Argentaria, entidad que se fusionó con BBV en 2000.

La comunicación interna del BBVA, en poder de este diario, es absolutamente concluyente sobre la finalidad de tan exótico préstamo: “El pasado 30 de noviembre de 1999 venció un préstamo hipotecario a nombre de la firma de referencia (Edificaciones Padilla) de 150 millones de pesetas [901.516 euros]. El saldo que arroja hoy, incluidos los intereses de demora, asciende a 160,6 millones de pesetas [965.225 euros]”.

Todo ello fue resultado de una orden de la dirección del BBVA: “De la UCR (Unidad de Control de Riesgos) recibí instrucciones telefónicas de formalizar un nuevo préstamo de 235 millones de pesetas, [1,4 millones de euros] que serviría para la cancelación del [crédito] actual y para la compra de unas viviendas situadas en Santa Engracia, con la que obtendrían la propiedad del 100% de la finca y la posibilidad de rehabilitar el edificio en cuestión”.

La comunicación interna del BBVA evidenciaba que la cúpula bancaria tenía clara constancia de que no era una empresa más. Sabía perfectamente qué apellido se encontraba tras esta firma: “La formalización [del crédito] estaba prevista para hoy día 29 de febrero de 2000, habiendo sido aplazada para mañana, 1 de marzo de 2000, por encontrarse de viaje don Ramón Rato”.

“Por tal motivo, les informo”, proseguía la comunicación interna, «que siguiendo órdenes de xxx procedemos hoy a dar alta una cuenta de crédito de 160,6 millones de pesetas [965.225 euros] con vencimiento 1 de marzo 2000 cuya formalización se efectuará mañana día 1 de marzo de 2000”.

El informe interno del BBVA sobre los créditos al Grupo Rato añadía detalles a dicha operación: explicaba que el crédito fue concedido en realidad a Aurosur por 235 millones de pesetas -1,4 millones de euros- con vencimiento el 1 de marzo de 2001.

Y detallaba su génesis: “Se formalizó el 30 de noviembre de 1998 por 150 millones de pesetas [901.516 euros] para cancelar parcialmente el de Ciuvasa [otra sociedad del Grupo Rato]. El 1 de marzo de 2000 se firmó la renovación del aumento de límite hasta los 235 millones de pesetas [1,4 millones de euros].”

Ese mismo año, 2000, el BBVA registró un segundo crédito al Grupo Rato con el mismo objetivo: sufragar la asfixiante deuda de Ciuvasa. Este préstamo, ejecutado a través de Muinmo, otra mercantil de Rato, alcanzó los 250 millones de pesetas (1,5 millones de euros). El informe interno no dejaba dudas sobre su finalidad: “Se ha destinado a la cancelación parcial de Ciuvasa”. BBVA había destinado casi 3 millones a sanear las cuentas de una empresa agónica de Rato en los tres primeros meses de 2000.

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