El equipo de Trapero engañó al juez: le dijo que el narco Carbajo hablaba de «gominolas» en vez de droga
El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, sostiene que la Unidad Adscrita de los Mossos d’Esquadra que dirigía Josep Lluís Trapero le engañó para proteger al narcotraficante Manuel Gutiérrez Carbajo.
Y lo hizo de una forma extraordinariamente rudimentaria: los agentes aseguraron al juez que, en las conversaciones telefónicas intervenidas, el narco Carbajo y sus colaboradores hablaban de «gominolas» en vez de droga.
El juez Aguirre dejó constancia de su indignación por esta forma de actuar en el auto dictado en 2011 en el que imputó al número 2 de Trapero en la Unidad Adscrita, el subinspector Antoni Salleras, por obstrucción a la Justicia, omisión del deber de perseguir delitos, ocultación de documentos a la Autoridad Judicial, revelación de secretos y falsedad documental. Seis años después, Salleras sigue imputado por estos hechos y pendiente de juicio, junto a otros cinco agentes de los Mossos d’Esquadra.
Los pinchazos telefónicos ordenador por el juez permitieron intervenir el 12 de febrero de 2010 una conversación entre los dos hombres de confianza del narco Carbajo (Marco Antonio Crespo y Juan Miguel Bono), en la que el primero anunciaba a su interlocutor: «Voy a pasar por tu casa a recoger un paquete de 500». Cuando el juez preguntó a un miembro de la Unidad Adscrita de Trapero a qué se refería la expresión «un paquete de 500», el agente le respondió que «podía referirse a cualquier cosa, desde dinero a gominolas».
«Una buena relación de amistad»
«Esta contestación», afirma el juez Aguirre en su auto, «aparte de ser irrespetuosa, es totalmente absurda y revela que los Mossos realmente debían saber que el grupo liderado por Manuel Gutiérrez Carbajo se dedicaba al tráfico de estupefacientes y, a pesar de saberlo, decidieron no entrar en profundidad en la investigación ni comunicar a este magistrado instructor sus sospechas».
El magistrado comprendió por qué la Unidad Adscrita había intentado encubrir al narco Carbajo al recibir un informe de la División de Asuntos Internos de los Mossos, en el que se afirma que Josep Lluís Trapero había entablado con Carbajo «una buena relación de colaboración, llegando a incluso a ser una relación de amistad».
Como ha informado OKDIARIO, los pinchazos telefónicos también revelaron que un subinspector de los Mossos apodado Charly, que ocupaba el puesto número 2 de la Comisaría de Vilanova i la Geltrú, cobraba 1.000 euros al mes de la banda de Carbajo a cambio de facilitarte información confidencial de las bases de datos policiales.
Cuando el juez Aguirre preguntó a la Unidad Adscrita de Trapero por qué le habían ocultado la transcripción de este pinchazo telefónico y no habían intentado averiguar a quién correspondía el apodo Charly, uno de los agentes se excusó diciendo que había interpretado que la conversación aludía al grupo de hinchas del Barça conocido como los «casuals».
El alijo de cocaína era un señuelo
La investigación se había iniciado en febrero de 2009, después de que uno de los hombres de confianza de Carbajo, Juan Miguel Bono, fuera detenido cuando iba a recoger un supuesto alijo de 29 kilos de cocaína en el maletero de un coche.
Durante meses, la Unidad Adscrita de Trapero ocultó información al juez e intentó desviar la atención. Sólo cuando intervino la División de Asuntos Internos fue posible desarticular la banda del narco Carbajo, en una operación en la que fueron detenidas 16 personas.
El juez Joaquín Aguirre constató entonces que el equipo de Trapero le había estado engañando durante meses, como hizo constar en el auto de imputación del subinspector Antoni Salleras.
Uno de los agentes de la Unidad Adscrita confesó entonces ante el juez que el equipo de Trapero sabía desde el principio que el alijo de 29 kilos de cocaína sólo había sido un señuelo, pero se lo había ocultado al magistrado: Bono había pagado 450.000 euros por la supuesta droga a unos intermediarios, que le estafaron y le entregaron en realidad varios paquetes que contenían azúcar y yeso.
Más de 200 llamadas en un año
La intervención de Asuntos Internos permitió constatar que, durante once meses, el comisario Josep Lluís Trapero había intercambiado 224 llamadas telefónicas y el narco Carbajo, y su número 2 Antoni Salleras otras 141.
Josep Lluís Trapero está ahora imputado ante la Audiencia Nacional por un presunto delito de sedición, acusado de utilizar a los Mossos d’Esquadra para facilitar la celebración del referéndum ilegal de independencia del 1-O.