Corinna: «Entraron en mi apartamento de Suiza y me encontré un libro sobre la muerte de la princesa Diana»
Corinna relata para OKDIARIO uno de los pasajes más terroríficos de su vida. El mensaje sibilino que le mandaron en medio de la operación Mónaco y después del accidente de Botswana:
–Corinna Sayn Wittgenstein: Ese mismo día viajé a Suiza y allí, en mi apartamento, encontré un libro sobre la muerte de la princesa Diana. Estaba claro que también habían entrado en mi apartamento de Suiza. Recibí una llamada diciendo: «Hay muchos túneles entre Mónaco y Niza». Creo que si consideras todo eso, cualquier persona normal, cualquier civil enfrentado a una situación así temería por su vida.
Estaba claro que aquel libro no formaba parte de la biblioteca personal de la princesa y que alguien se lo había colocado para intimidarla. Le recordaban la manera en que murió Lady Di en un accidente de circulación. Era de tan mal gusto que le despertó sospechas sobre sus remitentes. Sobre todo, porque por esas fechas habían asaltado su casa y oficina de Mónaco.
–Eduardo Inda: ¿Quién pagó esas operaciones encubiertas?
–Corinna: Buena pregunta, que pienso deberían plantearse en el Gobierno de España, porque tampoco entiendo porqué esas operaciones encubiertas eran necesarias. Nadie me pidió nunca documentos concretos. Dejé muy claro en cuanto regresamos de Botswana que no iba a hablar con los medios sobre mi relación personal con el Rey Juan Carlos. Yo no había filtrado lo del viaje, no había pedido nada y no había amenazado a nadie con nada. De hecho, quería asegurarme de no causar preocupación alguna. Estaba dispuesta a cooperar y, si me hubieran pedido algo, cualquier documento, lo hubiera entregado de inmediato. Así que todas esas operaciones encubiertas eran totalmente innecesarias. Y debieron de costar una fortuna. La cuestión es: ¿para qué?
–E. Inda: ¿Qué piensa usted? ¿Quién pagó esto?
–Corinna: No sé cómo funciona esto, en España…
–E. Inda: ¿Con fondos públicos españoles?
–Corinna: Supongo que el CNI es un organismo financiado por los contribuyentes, así que cabe preguntarse: ¿Lo pagó el CNI? ¿Lo pagó la Casa del Rey? ¿Quién lo pagó?
–Manuel Cerdán: Pero en ese encuentro que usted tuvo… ¿Cuánto tiempo estuvo reunida con el general Sanz Roldán?
–Corinna: Cuando estás asustada y tienes la adrenalina por las nubes es difícil pensar cuánto tiempo… Hubo una especie de desayuno, pero no podría decirte si duró 25 o 45 minutos. ¡Estaba tan estresada…!
–M. Cerdán: ¿Le llegó él a decir que no podía garantizar la seguridad de usted y de sus hijos?
–Corinna: Sí, si no seguía las instrucciones. Las instrucciones eran que no podía hablar con los medios bajo ningún concepto. Esto equivalía a una mordaza. Nunca había hablado con los medios en España ni en ninguna parte. Hasta 2012 no tenía presencia alguna en los medios, y esa tormenta mediática no la creé yo. Lo que se dijo de mí en esas narrativas prefabricadas, y el general admitió que eran ellos quienes habían filtrado lo del viaje, causó un daño inmenso. Equivalió a un asesinato en toda la regla de mi personaje. Y no se me permitía defenderme ni corregir nada. Así que una instrucción muy estricta fue no hablar con los medios. La segunda instrucción fue que mi cooperación afectaba a 45 millones de españoles. Esto te deja claro que, si haces algo, pueden decidir que eres enemiga del Estado y por tanto cualquier tipo de violencia contra ti estará justificada.
-E. Inda: Es como hablaría la Mafia.
–Corinna: ¿Eh?
–E. Inda: Es como si hablara la Mafia.
–Corinna: Desde luego no es algo que esperarías de una democracia moderna que funciona. Es más típico de regímenes totalitarios. De verdad fue de lo más alarmante. También dijo que debía motivar al Rey Juan Carlos a seguir en su trabajo, es decir para que siguiera siendo Rey, a distancia. Eso es pedir algo bastante difícil. Supongo que esperaba que me quedara al tanto, llamándole a diario, y le tuviera contento y motivado. Fue una lista de instrucciones, solicitudes, exigencias por así decir de lo más inusual.
Las operaciones del CNI en Londres y Mónaco sirvieron para alejar aún más a Corinna del entonces jefe del Estado, que abdicaría dos años después. La princesa alemana sigue sin entender por qué Juan Carlos adoptó aquella actitud o, en definitiva, fue manipulado por los servicios secretos.