La policía descubrió en un móvil que los yihadistas del 17-A querían poner una furgoneta bomba en el Camp Nou

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Manuel Cerdán

Los terroristas de la célula yihadista del imán de Ripoll tenían marcadas en un plano de Barcelona las ubicaciones de la Sagrada Familia y el Camp Nou como dos de los objetivos principales para la colocación de las furgonetas bombas, que habían fabricado en el chalé de Alcanar. Por primera vez, el estadio del Fútbol Club Barcelona aparece entre los planes criminales del grupo terrorista que perpetró los atentados de agosto pasado.

Los investigadores han encontrado en uno de los móviles de la célula una serie de marcadores de Google Maps entre los que destacan el monumento de Gaudí y el estadio del Fútbol Club Barcelona. Los agentes no descartan que dos de las tres furgonetas alquiladas por los yihadistas, que iban a ser cargadas con el explosivo favorito del Daesh, el triperóxido de acetona (TATP, por sus siglas en inglés), también conocido como la Madre de Satán por sus efectos devastadores, estaban destinadas a esos objetivos.

Además, los fundamentalistas tenían previsto provocar una mayor devastación con bombonas de butano, de las que habían logrado acumular un centenar en el chalé de la localidad tarraconense.

La Policía y la Guardia Civil, con la ayuda de los Mossos, siguen investigando los teléfonos móviles, agendas, correos electrónicos, emails y cuentas corrientes, entre otras pruebas dejadas por los yihadistas, para reconstruir los movimientos de los terroristas. Los agentes policiales todavía no han entregado al titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional el informe definitivo sobre la trama del imán de Ripoll. Fuentes próximas a la investigación consideran que el magistrado no levantará el secreto sumarial, como mínimo, hasta dentro de dos meses.

Un artificiero de los TEDAX, la unidad especializada en la neutralización y desactivación de explosivos, manifestó a OKDIARIO que una furgoneta como la que pretendían equipar los yihadistas y utilizarla contra el Camp Nou o la Sagrada Familia habría provocado unos efectos escalofriantes: “El peróxido o el triperóxido de acetona es un explosivo casero, para cuya fabricación se requiere una preparación relativamente sencilla y el uso de productos que se compran fácilmente en una droguería, pero que consigue una potencia muy superior a la dinamita y una devastación atroz como pudimos comprobar en Londres o Bruselas”.

El experto se refiere a la conocida como la madre de Satán, un explosivo que utilizado por Al Qaeda en los atentados del Metro de Londres, en 2005, y por el Daesh en el aeropuerto de Bruselas, en 2016. En la primera acción terrorista fallecieron más de 50 personas y en la capital belga, una quincena.

Un accidente que evitó una masacre

Los yihadistas conocían desde el sorteo del calendario de la Liga Santander 2017/18, celebrado en la Federación Española el 21 de julio pasado, que el primer partido del Barça contra el Betis en el Camp Nou estaba programado para el 20 de agosto. De ahí que no descartaran el estadio del club catalán como uno de sus objetivos prioritarios.

No era la primera vez que un comando yihadista pretendía cometer un atentado en unas instalaciones deportivas. Lo intentaron, en 2015, en las proximidades el estadio parisino de Saint Denis mientras Francia se enfrentaba a Alemania y un año después contra el estadio del Besiktas de Estambul.

Sin embargo, los terroristas no pudieron ejecutar sus planes porque el 16 de agosto por la noche, mientras preparaban los artefactos explosivos, un fallo en su manipulación provocó una gran explosión que devastó el chalé de Alcanar y sus alrededores. La vivienda del municipio de Tarragona, que durante meses les había servido de cuartel general y de laboratorio en donde elaborar los artefactos explosivos, quedó destruida. La deflagración provocó la muerte de Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll y supuesto cerebro de la célula yihadista, y del joven de 20 años Youssef Aallaa.

Mohamed Houli Chemial, que también se hallaba en el chalé, resultó herido y posteriormente declaró ante los Mossos que el proyecto inicial de la célula terrorista era atentar contra la Sagrada Familia y otros monumentos de la Ciudad Condal.

OKDIARIO publicó ayer que Younes Abouyaaqoub, el joven marroquí de 22 años autor de la masacre de Barcelona, decidió atropellar a los viandantes de Las Ramblas tras enterarse de la explosión de Alcanar y sentirse acorralado, tras recibir una llamada de los Mossos. El yihadista utilizó una de las furgonetas alquiladas –una FIAT Talento- que pensaban utilizar como coche-bomba.

Los yihadistas más radicales

Para los investigadores Younes Abouyaaqoub era el integrante más fundamentalista de la célula del imán de Ripoll. El otro miembro que rivalizaba en radicalismo con el autor de la masacre era Mohamed Hichami, un marroquí de 24 años que fue abatido en el tiroteo de Cambrils. Su hermano Omar también falleció en el enfrentamiento con los Mossos.

Según fuentes policiales Mohamed Hichami era el experto en explosivos, el responsable de fabricar las bombas para los atentados programados, pero que estallaron de manera accidental en el chalé de Alcanar sin que él se encontrara presente.

Según las mismas fuentes, el imán de Ripoll había sido el encargado de reclutar y organizar la célula yihadista, pero no era el integrante más violento. No obstante, la policía sigue investigando el perfil enigmático de Abdelbaki Es Satty, sobre todo en los años anteriores a su detención en Ceuta por tráfico de hachís y, principalmente, tras su salida de la cárcel de Castellón, cuando comenzó a colaborar con los servicios secretos del CNI.

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