R.Luis Valcárcel (PP), Elena Valenciano (PSOE) y F.Borja Lasheras (ECFR) responden a OKDIARIO

El último Consejo Europeo antes del Brexit, clave para una UE que se tambaleará en 2017

consejo-europeo-bruselas-ue-2017
Un operario prepara la sala para el Consejo Europeo en Bruselas. (AFP)

Que Europa es heredera de la Revolución Francesa es algo que ni siquiera estudiamos en las escuelas. Se da por sentado. Cuando los políticos de la Unión Europea y los expertos en sus políticas y dinámicas hablan de los «valores» de la UE, siempre acaban citando «la libertad, la igualdad y la fraternidad». Expresadas así, o con otros términos, como «integración, cohesión regional», etcétera. Pero que Europa está en crisis como proyecto es evidente. Y este año 2017, en el que se cumple el 60º aniversario del Tratado de Roma, se afronta desde Bruselas con la conciencia de que el tambaleo del entramado institucional es el mayor de los conocidos hasta la fecha.

En 2017 se va a iniciar un proceso jamás conocido: un país se va. Hasta ahora, la Unión Europea —hace seis décadas nació con dos embriones, la Comunidad Económica Europea y la Euratom— sólo ha crecido, en sucesivas ampliaciones, profundizando además en su integración con sucesivos tratados que crearon la Política Agrícola Común, la Unión Monetaria, las políticas de Justicia y Seguridad Común… Pero a finales de marzo, Reino Unido dará al ‘play’ en el botón del Brexit y comenzará una negociación que pondrá a prueba la fortaleza de los pilares del proyecto europeo.

May-Brexit-Reino Unido
La primera ministra de Reino Unido, Theresa May (Foto: Getty)

«Una clave es que está cayendo la calidad de las democracias nacionales», apunta Francisco de Borja Lasheras, director del ECFR (European Council on Foreign Affairs) en España. En 2017, las dos locomotoras de Europa, Francia y Alemania, afrontan elecciones cruciales en las que los partidos más nacionalistas y euroescépticos de su espectro político se presentan con las mejores perspectivas en décadas. «El proyecto europeo no avanza como integración y se frena en lo político porque los problemas de gobernabilidad en cada país fragmentan el discurso», apunta el analista.

Algo parecido, aunque con los matices propios de los políticos en ejercicio, opina Elena Valenciano, eurodiputada del PSOE. «Europa no ha llegado a este punto crítico de golpe, es una dinámica de duda existencial que arrastrábamos desde hace tiempo», asegura. «Volver a caer en los nacionalismos, hoy en auge en muchos países de Europa, es una trampa mortal para el futuro del continente», advierte Valenciano.

valenciano-rajoy-PP-PSOE
La eurodiputada del PSOE Elena Valenciano (Foto: AFP)

No sólo Francia y Alemania se presentan en este año con el Frente Nacional (FN) y la Alternative fur Detuschland (AfD) amenazando esos «valores fundamentales». Otro país fundador, como Holanda, va a votar en breve —el próximo 15 de marzo— y el partido del xenófobo Geert Wilders afronta los comicios como el favorito en las encuestas. Y más al este, Polonia está gobernada por los ultras del PiS (Ley y Justicia) del ultra Jaroslaw Kaczynski y Hungría lleva siete años bajo el mandato del más que nacionalista Viktor Orban del partido Fidesz, máximo exponente del rechazo a los refugiados que llegan de las guerras de Oriente Próximo.

La ‘posverdad’, los ultras y Trump

«Uno de los problemas es la alianza de facto que tienen los partidos populistas, de derecha y de izquierda, en el Parlamento Europeo», apunta Lasheras. «La narrativa de lo que se ha llamado la ‘posverdad’ es difícil de combatir, y más en un contexto de ruido como el actual».

Con ‘ruido’ se refiere este experto a otros gobernantes mundiales, como Donald Trump, y al «golpe estratégico» que supone el Brexit para la UE. «En este ambiente es difícilmente gestionable una crisis institucional de la Unión tal como la conocemos».

ramon-luis-valcarcel-pp-estrasburgo
Ramón Luis Valcárcel (PP), vicepresidente del Parlamento Europeo. (PPE)

Por eso, el vicepresidente de la Eurocámara Ramón Luis Valcárcel defiende que Europa «vuelva a centrarse en una unión más solidaria que, a través de la cohesión, logre armonizar regiones y evitar diferencias entre norte y sur o entre este y oeste». Según Valcárcel, «los españoles estamos a la cabeza de la defensa de esos valores ara dar respuesta a todos los retos de un escenario global cada vez más incierto».

Las instituciones y el caos

Este mismo jueves, los jefes de Estado y de Gobierno han renovado su confianza en el polaco Donald Tusk al frente del Consejo Europeo, a pesar de que su Gobierno lo repudió recientemente —»no es un candidato polaco», llegó a decir el ministro de Exteriores de Polonia, Witold Waszczykowski— . El político polaco completa así un triunvirato de presidentes institucionales provenientes del Partido Popular Europeo (PPE).

El hecho de que un país no apoye a un candidato a uno de los puestos clave en el entramado institucional y el de que el PPE ostente en la actualidad las tres presidencias —la del Europarlamento con Antonio Tajani, la de la Comisión con Jean-Claude Juncker y la del Consejo con el mencionado Tusk— demuestran que el proceso de la UE puede acabar en reforma o en «varias velocidades», como sugirieron este lunes Rajoy, Hollande, Merkel y Gentiloni en la cumbre de Versalles, pero que claramente hoy está en el caos.

Juncker-UE-Reino Unido-brexit
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. (Foto: AFP).

«Hay que dejar de mirar a la política y centrarse en las políticas», señala Francisco de Borja Lasheras. «Es por ahí por donde la UE puede salvarse: hay que tomar medidas ante el envejecimiento de la población, sustanciar ya la unión de mercados y financiera, atender los servicios básicos ara la población… y tener un discurso unitario ante el problema del yihadismo».

El Libro Blanco de Juncker

«Los socialistas no nos hemos apartado ni un ápice del consenso europeísta», apunta Elena Valenciano, crítica con la acumulación de poder de los populares. «Y esperamos que el PPE reaccione a tiempo para mantener viable el proyecto de la UE».

La Comisión ha presentado recientemente el llamado Libro Blanco que diseña cinco escenarios diez años después del inicio de la crisis financiera internacional que, según los expertos consultados, desencadenó o como mínimo aceleró todos los movimientos políticos que hoy desafían a la UE, sobre todo tras la salida de Reino Unido.

El popular Juncker presenta cinco escenarios para la UE a Veintisiete, ya sin Londres. Uno: seguir igual, con la agenda por la seguridad fijada en la cumbre de Bratislava en septiembre —de hecho, esta misma semana se dio luz verde al embrión de un Cuartel General Europeo—. Dos: una especie de nacionalismo económico europeo que se centre en el mercado interior en respuesta al proteccionismo que regresa al mundo de la mano de Trump. Tres: optar por las varias velocidades, apostando por cooperaciones reforzadas entre quienes quieran seguir avanzando en la integración. Cuatro: fijar nuevas prioridades, que no se especifican y que abrirían un melón incierto. Y cinco: dar un gran salto integrador hacia delante, un escenario altamente improbable dadas las reticencias ya citadas de los países del este.

«Juncker ha tratado, aunque tal vez no del modo más acertado, de enviar una señal de alerta a los Gobiernos», opina Valenciano. «No podemos hacer oídos sordos a las sensibilidades que se expresan en ciertos países», tercia Valcárcel, «todos podemos estar cómodos en el nuevo escenario que decidamos diseñar». Para el vicepresidente de la Eurocámara «el Libro Blanco es un espacio precioso para el debate», asegura.

Esas sensibilidades políticas están a flor de piel. Este mismo jueves, el Consejo Europeo de Brsuselas que ha renovado a Tusk, será un juego de miradas de reojo.

El primer ministro de Hungría Viktor Orban (Foto: Reuters)

Los jefes de Estado y de Gobierno cuchichearán con sus más cercanos sobre Theresa May, a punto de poner en marcha el Brexit; a propósito de Alexis Tsipras, pendiente de recibir fondos de un nuevo tramo del tercer rescate a Grecia; de Viktor Orban, empeñado en construir verjas con electroshok y campos de detención para refugiados en su frontera; quizá se despidan del holandés Mark Rutte, que puede decir adiós si las urnas dictan que este país fundador vira hacia el extremo… y a Hollande y Merkel, herederos del país cuyos valores fundaron Europa y del que, gracias a la redención de sus culpas pudo germinar una Unión que ha dado seis décadas de prosperidad.

«Pero la discusión ya no está en la política, desgraciadamente nos la han hurtado», recuerda Lasheras. «Está en las percepciones, y los ciudadanos europeos ven a la UE cada vez menos útil. Una Unión Europea inútil es el caldo de cultivo para los discursos de la Guerra Fría, los del miedo, los del aislacionismo nacionalista. Éste es el escenario perfecto para los que quieren destruir Europa».

Lo último en Internacional

Últimas noticias