El Tribunal Penal Internacional dicta una orden de arresto contra Putin por deportar a niños ucranianos

Putin Tribunal Penal Internacional
Maria Zajarova

El Tribunal Penal Internacional (TPI) ha emitido este viernes una orden de arresto contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, bajo la presunción de crimen de guerra por la deportación forzada de niños ucranianos desde zonas capturadas durante la guerra de Ucrania a territorio ruso.

Desde el Gobierno ruso se afirma que esta orden de detención de Putin es «nula» y que carece de «sentido».

El TPI también ha emitido una orden de arresto por el mismo motivo contra la comisaria presidencial de los derechos de la Infancia de la Federación Rusa, Maria Alekseievna Lvova-Belova, según ha hecho saber la corte en un comunicado.

La corte entiende «motivos razonables» para creer que Putin «tiene responsabilidad penal individual» por estos delitos, bien por su comisión «directa» o por haber sido incapaz de «ejercer un control adecuado sobre los subordinados civiles y militares que cometieron los actos».

La primera reacción desde Ucrania procede del entorno del presidente  Zelenski, avisando a su homólogo ruso que esto es «sólo el principio».

El Kremlin lo niega

El Kremlin ha desmentido constantemente que esté deportando a niños ucranianos por la fuerza frente a las acusaciones vertidas por Kiev y sus aliados. Según el Gobierno ucraniano al menos 16.000 niños han acabado desplazados contra su voluntad a territorio ruso desde el comienzo del conflicto mientras que un reciente estudio presentado en febrero por la Universidad de Yale denunciaba al menos 6.000 niños ucranianos repartidos en 40 internados rusos.

Las órdenes de arresto de este viernes representan los primeros cargos internacionales presentados desde el comienzo del conflicto y llegan después de meses de trabajo de un equipo especial de investigación a las órdenes del fiscal jefe del TPI, Karim Khan. Para su emisión ha sido necesario que un panel preliminar de jueces aceptara la validez de las pruebas presentadas.

La posibilidad de que el TPI acabe juzgando a Putin es prácticamente imposible por varios motivos: la corte no puede atender casos ‘in absentia’ del acusado; Rusia se retiró en 2016 del Estatuto de Roma que sirve de cimiento legal para el tribunal, y el Kremlin no tiene la más mínima intención de entregar a ningún oficial ruso a la corte, como ya ha reiterado en numerosas ocasiones.

«Rusia no es parte del Estatuto de Roma y no tiene obligaciones en virtud del mismo», ha recordado la portavoz del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, Maria Zajarova, en declaraciones publicadas en el canal de Telegram de la cartera.

Sin embargo, el TPI sí que está capacitado, como mínimo, para imputar a Putin, dado que no reconoce la inmunidad para los jefes de Estado en casos de crímenes de guerra, crimen contra la Humanidad o genocidio.

Como nota particular, el TPI ha hecho un caso excepcional al identificar por nombre a Putin y Lvova-Belova, contra de la doctrina habitual que favorece el anonimato, al indicar que «el conocimiento público de las órdenes puede contribuir a la prevención de la comisión de nuevos delitos», particularmente el de la deportación infantil forzada, «que todavía continúa».

China propone un alto el fuego

Por otra parte, Estados Unidos se opone a la propuesta de China de un alto el fuego en Ucrania porque considera que consolidaría la «conquista rusa» y proporcionaría al Kremlin la posibilidad de preparar una nueva ofensiva, según ha declarado un portavoz de la Casa Blanca.

«No apoyamos las propuestas de un alto el fuego en este momento», dijo a los periodistas John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, antes de que el dirigente chino Xi Jinping visite Moscú la próxima semana.

«Sencillamente, beneficiaría a Rusia», afirmó Kirby, resaltando que la República Popular de China lo pediría durante una reunión en Moscú.

Estados Unidos, a la cabeza de una coalición occidental para armar a Ucrania desde que Rusia invadió el país el año pasado, teme que un alto el fuego alivie la presión sobre las fuerzas rusas y brinde al Kremlin la oportunidad de consolidar su control sobre franjas de territorio.

«Un alto el fuego ahora es (…) efectivamente la ratificación de la conquista rusa» y dejaría a Moscú las manos libres «para afianzar aún más sus posiciones en Ucrania, para reconstruir, reequipar y actualizar sus fuerzas para que puedan reiniciar los ataques contra Ucrania cuando elijan», explicó Kirby.

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