Tintori ante la represión: «Hoy en la calle, y mañana, y todos los días hasta ganar la libertad»
Las concentraciones convocadas para este lunes en Caracas han sido reprimidas con especial fuerza por la Policía Nacional (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Desde 11 puntos se habían iniciado marchas hacia el despacho del ministro de Educación, Elías Jaua, para hacerle llegar el rechazo de la oposición a la Asamblea Constituyente convocada por el dictador Nicolás Maduro. Botes de humo lacrimógeno, chorros de agua a presión y disparos fueron reportados en las calles de la capital.
Enfrente, recibían la represión violenta líderes opositores, como Lilian Tintori, esposa del dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, preso desde hace más de tres años en la cárcel militar de Ramo Verde por unos delitos de sedición e incitación a la violencia que nunca se demostraron en un juicio con garantías.
Jaua ha sido encargado por Maduro para liderar el proceso calificado por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) como un «golpe de Estado» y un «fraude para saltarse todas las convocatorias electorales pendientes». La coalición opositora ha tomado las calles de la capital y de las grandes ciudades de Venezuela desde que el pasado 30 de marzo, el Gobierno chavista usurpara las competencia de la Asamblea Nacional a través de los jueces nombrados a dedo por Maduro en el tribunal Supremo.
Aquello fue calificado como un «autogolpe» y la presión internacional, además de las divisiones internas del régimen, lograron que se revertiera la situación. Pero sólo por unas semanas, hasta que la tiranía halló un nuevo modo de subvertir el orden constitucional. Así, hace pocos días Maduro anunció la superación de la Constitución promulgada por su antecesor en el poder, el dictador Hugo Chávez, en 1999.
Las fuerzas de seguridad venezolana siguen lanzando bombas lacrimógenas contra la manifestación de los miles de opositores trataban de llegar al centro de Caracas. Algunos manifestantes exaltados, muchos de ellos encapuchados, les han respondido con piedras y otros objetos, en choques que se registran en varios puntos del este de Caracas, en tanto que también se reportan enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y opositores en los estados Mérida y Zulia (oeste).
La oleada de protestas deja ya 36 muertos, cientos de heridos y detenidos, según cifras oficiales, desde que inició hace casi 40 días, sin que hasta ahora los opositores hayan podido llegar al centro de Caracas, repelidos y dispersados por los gases.
«Para el centro de Caracas la oposición no va a marchar, no van a venir a destruir el centro de Caracas, esto es zona de paz», declaró Diosdado Cabello, uno de los principales dirigentes chavistas —si bien en la actualidad sólo es diputado en la Asamblea que el propio régimen no reconoce—, en una manifestación de seguidores de Maduro convocada para contrarrestar la marcha opositora.
La MUD considera la Constituyente una «farsa», al cuestionar la propuesta de Maduro de elegir la mitad de los 500 asambleístas que reformarán la Constitución por votación de sectores que, asegura, son controlados por el gobierno, mientras sólo la otra mitad se escogerá en comicios municipales.
A juicio de los opositores, Maduro pretende eludir la exigencia de elecciones generales y hacer una Constitución a su medida para «perpetuarse en el poder».
«Perdí a mi esposo porque no conseguimos medicinas. No hay medicamentos, no hay comida. Esto no puede seguir así», aseguró Isabel Morales, de 68 años, quien se unió a la marcha tras llegar desde el popular barrio de Catia (oeste de Caracas).
Las protestas ocurren en medio del descontento popular por el colapso económico que genera una severa escasez de alimentos y medicinas, y la inflación más alta del mundo, que llegaría a 720% en 2017 según el FMI.
Según encuestas privadas, más del 70% de los venezolanos rechaza la gestión de Maduro, cuyo mandato concluye en enero de 2019.