La pandemia lanza a los neoyorquinos a por coches de segunda mano: huyen del transporte público
Los habitantes de Nueva York tratan de escapar del transporte público para evitar contagiarse del coronavirus y se han lanzado a comprar automóviles impulsando el mercado de los coches de segunda mano, lo que aleja las esperanzas de reducir el tráfico en la Gran Manzana.
Julien Genestoux, de 35 años, nunca tuvo un auto propio cuando vivió en Lyon, Roma y San Francisco. Y en los cinco años que ha pasado en Nueva York tampoco ha tenido uno. «Usar un auto en la ciudad es una pesadilla», dijo el hombre a la AFP. «Hay atascos, pasas horas buscando algún lugar para estacionar». «Para mí no era nada práctico. Pero desafortunadamente aquí se ha convertido en algo necesario».
Hace una semanas, Genestoux, que tiene tres niños, finalmente se animó a comprar un auto familiar usado en una página web. Esto ha permitido a su familia escapar de Nueva York en un momento en que prácticamente todas sus actividades culturales están cerradas. «Vivir en Nueva York cuando no puedes hacer nada, te tienes que ir fuera», dijo el empresario del sector de tecnología. Genestoux cambió los fines de semana en Central Park por viajes a la playa de Rockaway. Y no es el único que se ha comprado un auto propio. Fue el último de su grupo de amigos en hacerlo Ninguno de ellos había tenido vehículo antes de la pandemia.
El índice del valor de los vehículos usados de Manheim, que sigue las tendencias de los precios en Estados Unidos, alcanzó un máximo histórico de 163,7 en agosto, frente a 141,3 hace un año.
A principios de junio, el distribuidor de coches de segunda mano Chris Stylianou estaba a punto de vaciar completamente sus existencias, algo que en sus 30 años de existencia ni siquiera había estado cerca de conseguir. «Un auto que compraba por 5.000 dólares hace dos años, terminé pagándolo ahora en 5.500. El mismo auto, el mismo modelo, misma condición», dijo Stylianou, dueño de Major Auto Show en Brooklyn. «La gente está comprando solo para evitar el transporte público», añadió.
Rudy Blocker, un vendedor de autos usados en A Class Auto Sales, también en Brookyn, cree que el incremento en las ventas estuvo impulsado por los cheques semanales de 600 dólares que dio el gobierno a los desempleados hasta finales de julio para ayudar a estimular la economía. «La gente tiene un poco de dinero y le quema en el bolsillo», dijo.
Sin embargo, la ventas de coches nuevos no se dispararon. Aunque han aumentado desde junio, todavía están significativamente por debajo de las de 2019 para todos los grandes fabricantes. «Con un contrato de pago a plazos, tendrías que comprometerte por tres años», dijo la epidemióloga Magdalena Cerda, que compró una camioneta BMW por 35.000 dólares.
«Cuando compras un coche nuevo, pierdes mucho dinero en cuanto lo sacas del estacionamiento. Me pareció una mejor inversión comprar un coche usado», añadió.
Cerda, madre de una niña de siete años, quería solo una solución temporal porque espera que la ciudad de Nueva York vuelva a la normalidad y poder usar de nuevo el metro de manera segura. «Todos esperan que esto sea temporal», agregó Genestoux. «Es gente diferente (a la de antes). Es gente que trabaja por aquí», dijo Fernando Bajana, administrador del estacionamiento GGMC Seven Eleven en Midtown, Manhattan. «Antes llegaban a trabajar usando el transporte público pero ahora les da miedo hacerlo».
Transportation Alternatives, una organización sin fines de lucro para sacar los coches de las calles de Nueva York, reveló en septiembre que con la mayoría de los neoyorquinos trabajando desde casa, «el tráfico bajó solo el 9% comparado con el año pasado». El grupo alertó que sin una acción, la ciudad podría convertirse en un «‘carmageddon’ colapsado, asfixiado por los tubos de escape y lleno de choques».
El alcalde Bill de Blasio, que se ha autoproclamado líder contra la contaminación, aún no ha diseñado ningún plan para evitar este fenómeno provocado por la pandemia. El plan que presentó para luchar contra la congestión de coches antes de la pandemia programado para enero de 2021 ha sido pospuesto, por lo menos, hasta finales del año que viene. «Si hoy en día la gente compra coches, creo que eso demuestra que también hay un fracaso de las políticas de transporte público en la ciudad», dijo Genestoux.