‘El País’ presenta como organización pacifista a la terrorista Hezbolá condenada por la UE
La cabecera de Prisa se descuelga con un titular en el que acusa a Israel de alimentar una guerra "que Hezbolá no quiere"
La estrategia publicitaria del terrorismo antisemita ha encontrado este domingo en el seno de la UE un aliado de primera línea. El País, la cabecera del grupo Prisa hermana de la Cadena Ser e histórico referente de la izquierda española liderada por el PSOE, se ha descolgado este domingo con un titular que presenta abiertamente con barniz de pacifista al grupo terrorista Hezbolá, que tiene su nido en el sur del Líbano, que hace frontera con el norte de Israel. Allí impone su particular dictadura asentada en el extremismo islamista y antijudío, y desde donde opera como brazo de esa particular sociedad del terror que, contra Israel, patrocina y pilota el progresista Irán con su siniestro régimen teocrático de los ayatolás.
«Israel fuerza una guerra que Hezbolá no quiere», titula este domingo El País en su página 2. Es decir, la que abre el periódico tras la portada. Posición preferente para esta particular interpretación del conflicto de Oriente Medio en el que los terroristas se convierten en víctima e Israel, única democracia de Oriente Medio, es colocada como bélico opresor.
Todo esto ante la escalada del conflicto en el avispero de esa región en la que Israel lleva décadas –desde la fundación del Estado hebreo tras el Holocausto– tratando de protegerse de la guerra que le fue declarada desde múltiples flancos por el extremismo islámico a través de sus también múltiples organizaciones terroristas nacidas al efecto.
El origen de esta nueva escalada de fuego, sangre y tragedias a pie de calle que sufre Oriente Medio radica en la masacre de judíos cometida el 7 de octubre de 2023 por el grupo terrorista de Hamás, la otra organización terrorista que Irán financia para atacar a Israel: más de 300 muertos, 1.500 heridos y más de 200 secuestrados –acabaron condenados a morir en el cautiverio muchos de ellos–, la mayor masacre de civiles hebreos de los últimos 75 años. Israel emprendió entonces, hace un año, la respuesta con la Operación Espada de Hierro con el objetivo de, primero, salvar a los rehenes arrastrados por los terroristas de Hamás a la Franja de Gaza y, segundo, terminar con el grupo terrorista en operación en cuatro fases.
«Militares» en vez de terroristas
En la extensa información de El País de este domingo no hay mención alguna a esa masacre de judíos que ha desatado esta operación y que ha llevado a Israel a combatir a los terroristas en sus nidos: Gaza, en el caso de la sanguinaria organización palestina de Hamás; y ahora en el Líbano, en el caso de Hezbolá, que empezó a atacar Israel justo después de la masacre del 7 de octubre.
Tampoco, en toda el extenso relato de esta página 2 de la edición de El País de este domingo, aparece en ningún momento la definición de Hezbolá como organización terrorista. Eso pese a que hace muchos años que en el concierto democrático occidental Hezbolá está considerada y condenada como tal. La Unión Eropea (UE) la catalogó así, sin matices, hace más de diez años. En EEUU consta como tal desde mucho antes.
El extenso reportaje informativo de El País de este domingo, en el que se censura a Israel y se victimiza a Hezbolá, tampoco se da contexto a algunos nombres propios de líderes terroristas. Es el caso de Ibrahim Aqil, eliminado esta semana por las fuerzas israelíes. La cabecera de Prisa define a Aqil como «uno de los líderes militares» de Hezbolá, organización a la que en vez de calificarla con la condición oficial que tiene en la UE, terrorista, la presenta como «milicia».
Opresión terrorista
Tampoco aparece mención alguna en toda esa página 2 de El País al contexto real que existe en Líbano con Hezbolá y que sufre también la población civil en un país asentado desde hace décadas en débiles gobiernos que hacen malabares para integrar la multiplicidad religiosa y étnica del país. Hezbolá es una organización que impone su particular dictadura del terror en su propio suelo, al margen del Gobierno legítimo de Líbano, al que compromete gravemente. Algo similar a lo que ocurre en Gaza, donde los terroristas de Hamás mandan a sangre, fuego y opresión al margen del gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, al que afrenta con su estrategia armada.
No se habla de ello en este reportaje de El País, pero sí se blanquea la imagen del citado Ibrahim Aqil sin poner en contexto la fama que le ha precedido con sus hechos ciertos. En los años 80, Aqil fue miembro principal del grupo terrorista de la Yihad Islámica, la célula terrorista de Hezbolá, que reivindicó entonces los atentados contra la Embajada de Estados Unidos en Beirut en abril de 1983. En este ataque murieron asesinadas 63 personas. También fue responsable del ataque terrorista contra la misma legación en la misma ciudad un año después en 1984. Su 40 aniversario ha sido este viernes, día en el que el terrorista ha muerto en la operación desplegada por Israel.
El Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó a Ibrahim Aqil en una lista de terroristas globales en 2019 como consecuencia de su participación en múltiples complots terroristas, incluido el secuestro de funcionarios en la década de 1980.