Las incógnitas sobre la muerte del fiscal Nisman
Suicidio u homicidio. La duda sigue intacta en Argentina a un año de la muerte del exfiscal Alberto Nisman, que investigó el atentado en 1994 al centro judío AMIA.
‘Velas por Nisman’ rezaba la convocatoria para encender velas en memoria del fiscal en la plaza Alemania de Buenos Aires, impulsada por la comunidad judía argentina, que con 300.000 personas es la mayor de América Latina, y cuya dirigencia considera el esclarecimiento del deceso una deuda de la justicia.
En la víspera del aniversario de la muerte, el presidente Mauricio Macri recibió a las dos hijas del fiscal, Iara y Kala, en una residencia privada de descanso, en las afueras de Buenos Aires, a quienes les manifestó su intención de «hacer justicia con la memoria de su padre».
«El jefe de estado considera una ‘deuda pendiente’ hacia la familia del desaparecido letrado el reconocimiento al trabajo que realizó al frente de la Unidad Fiscal AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina)», señaló un comunicado de presidencia tras el encuentro.
La muerte del fiscal que investigó por más de una década el atentado a la AMIA que causó 85 muertos y 300 heridos en 1994 en Buenos Aires, se transformó en 2015, un año electoral, en un símbolo y una bandera de la entonces oposición en Argentina.
Al día siguiente de su muerte, el exfiscal debía ampliar ante el Congreso una denuncia contra la expresidenta Cristina Kirchner (2007/2015), a quien venía de acusar de encubrir a exaltos funcionarios iraníes señalados por la justicia argentina como ideólogos del atentado a la AMIA. Esa denuncia fue luego rechazada en varias instancias judiciales por «inexistencia de delito».