Irán y Estados Unidos se intercambian sanciones y amenazas
La escalada de tensiones entre Irán y Estados Unidos entra en un nuevo capítulo: el del enfrentamiento subsidiario, más conocido como guerra proxy o guerra indirecta entre dos facciones en territorio de terceros. El Departamento del Tesoro estadounidense ha anunciado la imposición de sanciones contra seis empresas acusadas de ayudar a la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC, por sus siglas en inglés) a exportar millones de dólares en bienes, lo que Washington considera una violación de las sanciones ya impuestas contra la República Islámica.
En concreto, el Tesoro ha incluido en su lista negra a Triliance Petrochemical Co. Ltd y Sage Energy HK Limited, con sede en Hong Kong; a Peakview Industry Co. Ltd, radicada en China; y a la emiratí Beneathco DMCC. Otras dos compañías, Jiaxiang Industry Hong Kong Limited y Shandong Oiwangwa Petrochemical Co. Ltd, también han sido sancionadas. Asimismo, dos personas, Ali Bayandrian, vinculado a Triliance Petrochemical, y Zhiqing Wang, relacionado con Shandong Oiwangwa, han recibido medidas punitivas.
Según ha informado el Departamento estadounidense, “las sanciones congelarán todos los activos en poder de las compañías que caen bajo la jurisdicción de EEUU. Generalmente, prohíben que las empresas y los individuos estadounidenses traten con ellos”.
Esta decisión se produce un día después de que se publicara un video en Internet en el que el oficial Hassan Abbasi, de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC, por sus siglas en inglés), sugiera “tomar rehenes” para compensar la batería de sanciones impuestas por la Administración Trump en los últimos tiempos.
“¿Quieres resolver el problema de las sanciones? Nuestras fuerzas navales deberían tomar como rehenes a 10 o 20 estadounidenses cada mes. Por cada uno de ellos, deberíamos exigir mil millones de dólares. Si recibiéramos esa cantidad cada semana, y el año tiene alrededor de 50 semanas, tendríamos 50 mil millones de dólares”, declaró el estratega iraní.
En el vídeo, Abbasi también informó de que el Gobierno de Teherán recibió 3 millones de dólares de Qatar en concepto de “dinero de sangre” por la muerte del general iraní Qassem Soleimani el pasado 3 de enero. Más tarde, se supo que los dos misiles que acabaron con la vida del líder militar fueron lanzados desde la sede del Comando Central de EEUU (CENTCOM) en Qatar.
En este contexto, el director de Chatham House, Robin Niblett, ha asegurado a Al Arabiya que “un segundo mandato del presidente de EEUU, Donald Trump, sería demasiado para Irán”, por la “enorme presión que ha ejercido [la Casa Blanca con las sanciones]” sobre la República Islámica. “Sabemos internamente que la política de máxima presión está creando también presión para el Gobierno”, ha advertido al respecto.
Pero no solo la coacción financiera está azotando a Irán. EEUU ha sabido gestionar muy bien sus cartas y ha conseguido que la Unión Europea, que hasta ahora se había desligado de la línea dura estadounidense, haya comenzado a recrudecer su discurso frente al país liderado por Alí Jamenei. La activación por parte del denominado grupo E3 -Alemania, Francia y Reino Unido- signatario del acuerdo nuclear de 2015, del mecanismo de resolución de disputas, ha sido un duro golpe contra Irán, que ha caldeado el ambiente entre las dos facciones. Esta medida contempla, en última instancia, la reimposición de sanciones por parte europea contra la República Islámica.
Presión en las fronteras
Este viernes se ha conocido que, en los días posteriores a la muerte de Soleimani, “se ordenó a los funcionarios fronterizos estadounidenses que trabajaban en los cruces fronterizos canadienses que detuvieran a los viajeros de ascendencia iraní para ser interrogados”, según ha revelado un oficial no identificado de la Patrulla de Aduanas y Fronteras a la cadena CNN.
“Decenas de ciudadanos estadounidenses de ascendencia iraní fueron detenidos en un puerto de entrada en Blaine, Washington. Algunos fueron retenidos durante horas y fueron interrogados minuciosamente sobre su país de nacimiento”, ha explicado la fuente.
“Yo interrogué a nueve ciudadanos estadounidenses. Les hicimos preguntas estándar de inspección contra el terrorismo. ¿Hubo una razón de inmigración para detenerlos? No. ¿Hubo una razón aduanera para detenerlos? No. ¿Fue la única razón por la que los detuvimos y cuestionamos debido a su origen nacional? Sí. ¿Fue lo correcto? No. ¿Se violaron sus derechos constitucionales? Probablemente”, ha detallado el oficial.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, por sus siglas en inglés) ya ha negado categóricamente que hubiera alguna directiva para detener e interrogar a las personas de ascendencia iraní