Egipto, Etiopía y Sudán deben solucionar la crisis por el agua en dos meses

nilo
Abdel Fattah al-Sisi. Foto: AFP
  • Henar Hernández | atalayar.com

En una reunión celebrada en Washington y auspiciada por Estados Unidos, y que ha contado con la presencia de los mediadores Steven Mnuchin, secretario del Tesoro estadounidense, y David Malpassto, presidente del Banco Mundial, las delegaciones de los tres países del Comité Técnico Tripartito sobre la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD, por sus siglas en inglés), lideradas por los ministros de Asuntos Exteriores -Sameh Shoukry (Egipto), Gedu Andargachew (Etiopía) y Asma Mohamed Abdalla (Sudán)- han reafirmado “su compromiso conjunto para alcanzar un acuerdo integral, cooperativo, adaptativo, sostenible y mutuamente beneficioso sobre el llenado y el funcionamiento” de la instalación, según ha recogido un comunicado publicado por el Tesoro.

Esto se ha traducido, en la práctica, en la elaboración de una hoja de ruta compuesta por una serie de reuniones en las que se trabajará para alcanzar dicho fin. El primer encuentro tendrá lugar el 9 de diciembre y el segundo, el 13 de enero de 2020. Estas reuniones estarán apoyadas, a su vez, por cuatro sesiones técnicas gubernamentales a nivel ministerial, en concreto, de los responsables de las carteras de Agua y Recursos Hídricos, que han encabezado tradicionalmente las negociaciones formando el denominado Comité Técnico Tripartito: Mohamed Abdel Aati, por parte egipcia; Seleshi Bekele, por parte etíope; y Yasser Abbas, por parte sudanesa.

El plan deberá concluir antes del 15 de enero de 2020, fecha límite que se han marcado como objetivo las tres naciones para lograr un acuerdo definitivo sobre la GERD, en construcción sobre el Nilo Azul. 2020 es el año, además, en el que está agendado el inicio del proceso de llenado de la infraestructura.

De no lograrse un acuerdo para dicho día, se ha decretado la invocación del artículo 10 de la Declaración de Principios del año 2015, que postula que “si las partes no pueden resolver la disputa mediante consulta o negociación, pueden solicitar conjuntamente conciliación, mediación o remitir el asunto para consideración de los jefes de Estado o de Gobierno”. Entonces, si se diera esta circunstancia, el asunto se elevaría a un nivel nacional, en el que los líderes de los tres países tendrían que asumir toda la responsabilidad: el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi; la presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde o bien el primer ministro Abiy Ahmed -recientemente galardonado con el Premio Nobel de la Paz-; y el presidente del Consejo Soberano de Sudán, Abdel Fattah al-Burhan, o, también, el primer ministro Abdalla Hamdok.

En este punto, también se contempla la posibilidad de introducir la figura de un mediador externo, del mismo modo que Mnuchin y Malpassto han ejercido este rol en la reunión de este miércoles. Aunque la primera opción, como se ha comprobado, siempre ha sido Estados Unidos, también se ha contemplado que Nigeria medie en la crisis. El portavoz del Parlamento egipcio, Ali Abdel-Aal Sayed Hamad, le remitió una solicitud al presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, para que prestase su ayuda a la resolución del conflicto. De momento, no se ha conocido la respuesta a la petición. Asimismo, Rusia ha manifestado su voluntad de ofrecer “asistencia”, a través del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.

La adopción de este compromiso se produce después de una cadena de negociaciones fallidas. Se han celebrado dos reuniones ministeriales previas: el 15 y 16 de septiembre; y el 4 y 5 de octubre, en las que no se consiguió acercar las posturas. Sin embargo, la ronda de diálogo acogió un nuevo impulso el pasado 24 de octubre, donde Al-Sisi y Abiy Ahmed se reunieron en el marco de la primera Cumbre Ruso-Africana que tuvo lugar en Sochi. La conclusión del encuentro fue que ambas partes acordaron “reanudar el trabajo del Comité Técnico de una manera más abierta y positiva, para alcanzar una visión final sobre las reglas para llenar y operar la presa”, según declaró el portavoz del mandatario egipcio.

Las posturas llevan enfrentadas nueve años, desde que se anunció el megaproyecto de ingeniería en el año 2011, principalmente por la cuestión de llenado de la presa y su gestión posterior. Cabe recordar, en este punto, que si bien para Etiopía puede suponer un revulsivo sin precedentes para el desarrollo de su economía, pues una vez que se enciendan las 16 turbinas de la presa, la instalación de 6.000 megavatios -equivalente a seis centrales nucleares- aumentará el suministro de electricidad del país hasta en un 150% de golpe, lo que proporcionaría energía al 57,9% de la población etíope a la que actualmente no llega; para Egipto puede suponer la pérdida de hasta un 25% de acceso a agua dulce durante, al menos, tres años, ya que el 90% del suministro egipcio de ese recurso procede del río Nilo. En el medio de la disputa, se encuentra Sudán, que cuenta en su territorio con 650 kilómetros de río -de un total de 1.450-, y que, hasta el momento, ha desempeñado un papel más pasivo que proactivo en la disputa.

De acuerdo con los expertos hidrólogos consultados por Reuters, “un país enfrenta escasez de agua si los suministros se sitúan en menos 1.000 metros cúbicos por persona al año”. Los niveles actuales en Egipto ya han caído por debajo de ese valor, hasta los 570 metros cúbicos, y se espera llegar a los 500 para el año 2025. Sin embargo, esta previsión no tiene en cuenta la reducción que traerá acarreada la puesta en funcionamiento de la GERD, fechada para el año 2022, por lo que es bastante probable que el descenso sea mucho más pronunciado.

Por eso, mientras Etiopía apuesta por un tiempo de llenado total de entre cuatro y siete años, desde Egipto defienden un proceso más dilatado, de tal forma de que puedan prepararse de la mejor forma posible ante la prevista pérdida de línea de agua dulce.

Para International Crisis Group (ICG), además de conseguir el acuerdo antes del 15 de enero de 2020, “la solución más estable al conflicto es a través de una asociación en el desarrollo” entre Egipto, Etiopía y Sudán-. “A largo plazo, ICG respalda la idea de que los tres países, junto con los otros ocho que comparten las aguas del Nilo [Sudán del Sur, Eritrea, Kenia, República Democrática del Congo, Burundi, Ruanda, Uganda y Tanzania] establezcan un acuerdo más amplio para compartir recursos a través de la Comisión de la Cuenca del Nilo, que se formará una vez que seis de las once naciones ribereñas ratifiquen el Acuerdo Marco Cooperativo (CFA)”, un documento de 2010 elaborado por la Iniciativa de la Cuenca del Nilo (NBI, por sus siglas en inglés) que recoge los principios, derechos y obligaciones para la gestión cooperativa y el desarrollo de los recursos hídricos del río más largo del mundo, una designación que se disputa con el Amazonas.

Lo último en Internacional

Últimas noticias