Biden y Netanyahu hablan por primera vez con Irán como telón de fondo

Joe Biden, presidente de Estados Unidos (Foto: AFP)
Joe Biden, presidente de Estados Unidos (Foto: AFP)

Los mandatarios de Estados Unidos, a los que une una estrecha relación desde hace décadas, han conversado telefónicamente por primera vez desde que Biden accedió a la Casa Blanca el pasado 20 de enero. Más allá de la relación política que mantuvieron durante los mandatos de Obama, en los cuales Joe Biden fue vicepresidente y Netanyahu un recién elegido primer ministro de Israel, existe una gran sintonía entre ambos.

Biden y Netayahu han puesto en valor los lazos que mantienen no sólo ellos personalmente, sino ambos países. Biden ha querido recalcar que el compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Israel es incuestionable, y que continuará prestando su colaboración para promover los acuerdos de paz entre Israel y el resto de los países de la región, por lo que Biden continuará con lo iniciado por Donald Trump, y que ha permitido que Israel normalice relaciones con países como Emiratos, Bahréin o Marruecos.

Por supuesto, la tensión con Irán es parte del trasfondo que contextualiza la llamada, además de establecer esa primera toma de contacto entre Washington y Tel Aviv. Estados Unidos apuesta por una vuelta al acuerdo nuclear con Irán, siempre y cuando Teherán retome el cumplimiento de lo firmado, algo que, por ahora, no está haciendo. Esta intencionalidad, es muy cuestionada por Israel y el propio Netanyahu, que en ese sentido se encontraba más cercano y cómo con la postura de Donald Trump.

El programa nuclear iraní es una constante preocupación, si no la principal preocupación, de Netanyahu e Israel, ahora que las relaciones con el resto de los países de la región son estables e, incluso, muy positivas. Por eso Netanyahu y su debilitado Gobierno insisten en la «política de máxima presión» por parte de la Casa Blanca. También en las últimas semanas, la posibilidad de que Israel realice ataques específicos en suelo iraní para debilitar sus capacidades nucleares ha cogido peso. Fuentes israelíes reconocen, pese a que existe esa posibilidad, que sería el último recurso.

El nuevo presidente de Estados Unidos tampoco ha querido dejar escapar la voluntad de su Administración de avanzar hacia la paz en Oriente Medio, también, entre israelíes y palestinos. Cabe recordar que la apuesta de Biden para resolver el conflicto es la solución de los dos estados. Biden también ha dado la enhorabuena por el liderazgo que Israel está teniendo en la lucha contra la COVID-19, estando a la cabeza de la vacunación mundial.

Elecciones en un mes

El próximo 23 de marzo, Israel acude de nuevo a las urnas. Por eso, los movimientos políticos no dejan de sucederse para tratar de rentabilizar la situación personal que afronta el actual primer ministro. El último acuerdo entre el Likud de Netanyahu, Azul y Blanco de Benny Gantz, y otros partidos minoritarios, se rompió por la falta de sintonía en cuanto a los próximos presupuestos, lo que abocó inevitablemente a nuevas elecciones.

El principal partido de Gobierno, el Likud, continúa encabezando las encuestas, pero la gran fragmentación que existe en la Knesset no augura una mejor situación que la que surgió de las urnas en las anteriores elecciones, que tuvieron lugar el 2 de marzo de 2020. Tras ellas, el principal partido de la oposición, Azul y Blanco, se fractura, y varios de los partidos de la coalición deciden ir en solitario a partir de ese momento. Este hecho será uno de los que marque los resultados del próximo 23, pues Yesh Atid, uno de los partidos que decidieron salir de la coalición Azul y Blanco, puede convertirse en el segundo partido más votado del Parlamento de Israel.

Otro de los movimientos preelectorales a destacar, además del hecho de que Azul y Blanco verá muy reducido su papel y dependerá de superar el 3,25% que otorga cuatro escaños, es la aparición de una escisión del Likud. Gideon Sa’ar exmiembro del Likud con experiencia al frente de varios ministerios, ha creado un nuevo partido, Nueva Esperanza, que está atrayendo a más representantes del partido de Netanyahu, lo que lo ha situado en las encuestas con muchas posibilidades de disputarle al Yesh Atid la segunda posición.

La creciente debilidad del Likud, ha hecho que uno de los partidos presentes en el Gobierno saliente, el Geresh, haya sido invitado a concurrir en coalición con el Likud, tratando de estabilizar así la pérdida de apoyos de Netanyahu.

Parte de esta pérdida viene, no sólo por la inestabilidad que ha campado en Israel en los últimos años, sino por los procesos judiciales que encara el mandatario israelí y que han comenzado recientemente. Debido a la pandemia, el juicio contra Netanyahu tras su vinculación con tres causas diferentes fue pospuesto hasta principios de febrero.

El primer ministro israelí, principalmente, de fraude y tráfico de influencias en tres casos, denominados 1.000, 2.000 y 4.000, que llevan investigándose desde 2016 y que, aunque hasta que no finalice el proceso y no se agoten las posibilidades de apelación, no implica que deba abandonar su cargo, su imagen se está viendo muy deteriorada.

Queda todavía un mes para que Israel acuda a las urnas, pero cualquier detalle puede inclinar la balanza a un lado o a otro. Si Irán continúa con su intención de bloquear las inspecciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y avanza en la producción de uranio enriquecido, puede endurecer el discurso de Estados Unidos y del Gobierno israelí, algo que consolidaría la posición de Netanyahu. Si por el contrario Irán accede y la tensión con Estados Unidos se relaja, puede darse la situación de que la sociedad israelí se decante por un cambio de rumbo en el país.

Lo último en Internacional

Últimas noticias