Descubrimientos arqueológicos

Sorpresón brutal en la arqueología: un hombre cree tener un trozo del Partenón en casa, y era incluso más antiguo

Partenón
Ilustración del fragmento hallado por Tosti-Croce. Foto: ilustración propia.

El patrimonio arqueológico de la humanidad no es algo que se recupere todos los días. Por ejemplo, el Partenón, es considerado uno de los símbolos más citados en debates sobre restituciones. Diversas iniciativas oficiales y ciudadanas han puesto en marcha procesos que buscan esclarecer el origen de múltiples piezas que circularon fuera de Grecia durante el siglo pasado.

Recientemente, una historia adquirió relevancia cuando un fragmento atribuido inicialmente al Partenón salió a la luz tras décadas en una vivienda familiar. La pieza, trasladada en el contexto de movimientos migratorios del siglo veinte, originó consultas que terminaron aportando nuevos datos sobre su verdadera identidad.

Así fue el hallazgo doméstico que parecía estar vinculado al Partenón

El relato arranca con Enrico Tosti-Croce, un ingeniero chileno de 77 años que escuchó por radio las iniciativas griegas dirigidas a recuperar elementos asociados al Partenón. Ese momento lo llevó a revisar un recuerdo familiar heredado en los años noventa: un fragmento de mármol que su padre, Gaetano Tosti-Croce, había obtenido durante una visita a Atenas en la década de 1930.

Gaetano, ingeniero especializado en submarinos dentro de la Armada italiana, había recorrido la Acrópolis en una estancia previa a la Segunda Guerra Mundial. Durante aquel recorrido tomó un pequeño bloque tallado ubicado cerca de la base del Partenón.

En los traslados posteriores de la familia, primero a Italia tras la contienda y luego a Chile, el objeto permaneció como parte del equipaje personal. Con el tiempo, terminó exhibido como un adorno en un estante de la casa familiar en Viña del Mar.

La pieza, de algo más de un kilo de peso y forma trapezoidal, acompañó la vida cotidiana del hogar sin mayores preguntas. Cuando los padres de Enrico fallecieron en 1994, el fragmento pasó a formar parte de su patrimonio personal.

Instalado en Villarica, acostumbraba mostrarlo a las visitas asegurando que procedía del Partenón. Algunas personas aceptaban la versión, otras la ponían en duda, pero la historia se mantenía en el ámbito doméstico hasta que las noticias sobre las demandas de Grecia reactivaron su interés.

Las reclamaciones de parte de Grecia y el contexto del Partenón

Desde hace más de cuatro décadas, Grecia ha desarrollado gestiones diplomáticas para recuperar los elementos arquitectónicos y escultóricos vinculados al Partenón que se conservan fuera del país.

Buena parte de esas piezas se encuentran en el Museo Británico, trasladadas a Londres en el siglo diecinueve por iniciativa de Lord Elgin, embajador del Reino Unido ante el Imperio otomano.

Las autoridades griegas sostienen que la extracción se realizó bajo procedimientos irregulares. La ministra de Cultura, Lina Mendoni, ha calificado la actuación del diplomático británico como un proceso sin permisos válidos y sostenido mediante métodos que consideran improcedentes.

Estas reclamaciones se han convertido en un asunto de relieve internacional y han reforzado la sensibilidad global hacia la protección del patrimonio arqueológico, especialmente en lo referente al Partenón.

En este entorno, Enrico Tosti-Croce decidió actuar. Envió un correo a la embajada griega en Santiago de Chile informando sobre la existencia del fragmento y adjuntando imágenes.

La misión diplomática le solicitó detalles sobre el peso y la morfología del objeto, y poco después organizó la recepción del mármol, que Enrico entregó personalmente durante un desplazamiento a la capital chilena.

¿Qué era en realidad el fragmento que tenía la familia de Tosti-Croce?

La confirmación oficial llegó meses después mediante una carta remitida por Olympia Vikatou, responsable del Servicio Arqueológico Griego. En el documento, la experta comunicaba su agradecimiento por la devolución y transmitía la evaluación técnica realizada por el equipo especializado encargado de examinar la pieza.

El dictamen reveló que el fragmento no pertenecía al Partenón, pese a la asociación familiar que había perdurado durante décadas.

Según los análisis, la pieza habría formado parte de un sistema hidráulico (probablemente una cisterna o canalón) asociado al Hecatompedón, un templo monumental del periodo arcaico que antecedió al Partenón y que ocupó la misma explanada de la Acrópolis aproximadamente en el siglo sexto antes de Cristo.

Este templo se caracterizaba por diversos elementos decorativos, entre ellos motivos de palmetas y flores de loto, detalles que coincidían con los relieves presentes en la pieza entregada.

La información sorprendió a Tosti-Croce, que había pedido conocer el origen exacto de la pieza al entregar el fragmento. Según relató al medio estadounidense The Art Newspaper, al recibir la noticia comprendió que la historia familiar era distinta de lo que había imaginado.

El documento oficial confirmó también que la pieza quedó bajo custodia de la Eforía de Antigüedades de la Ciudad de Atenas.

Una restitución ejemplar para el patrimonio griego

Tras la devolución, la embajada griega en Santiago organizó un acto de reconocimiento hacia Tosti-Croce. La decisión de entregar el fragmento se interpretó como un gesto que podría servir de referencia para otros casos similares, tanto en Chile como en otros países donde piezas antiguas hayan pasado a manos privadas por razones familiares o circunstanciales.

Varios especialistas señalaron que la devolución generó un valor añadido al debate sobre las restituciones del Partenón. Si bien el fragmento no pertenecía al templo del siglo quinto antes de Cristo, la operación se sumó a las iniciativas de cooperación ciudadana en procesos de recuperación patrimonial.

Tosti-Croce describió su sensación tras dejar el fragmento en la embajada griega como una mezcla de alivio y satisfacción, vinculada al cumplimiento de una convicción personal.

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